Antonio Colomer Viadel
*Este es el “A Modo de
Presentación” del número 70, otoño 2017 de la Revista Iberomarecina de
Autogestión y Acción Comunal (RIDAA), del INAUCO que podrán consultar completa
y en abierto en www.rida.es en los próximos
días.
A comienzos de 2016, en las
vísperas del 400 aniversario de la muerte de Cervantes, surgió la idea de
unirnos al homenaje a este genio universal, dedicando nuestro II Congreso
Internacional América-Europa, Europa-América –cuya primera edición se celebró
en julio de 2015 en la Universitat Politècnica de València- a los Valores de El Quijote y su influencia o
no, en nuestra sociedad actual, en cualquiera de las cinco áreas- política,
economía, sociedad, pensamiento y ciencia- a las que dedicábamos nuestro Congreso.
A finales de ese año 2016,
lanzamos la primera convocatoria de este Congreso que lo íbamos a trasladar a
tierras de la Mancha, en el entorno dónde nació el personaje más universal de
los creados por Cervantes: aquel ingenioso hidalgo que asumió el nombre de El
Quijote.
Nuestros institutos INAUCO e
IBEM, han culminado, con la celebración en
junio de este año, tal compromiso, y así
cumplir la bianualidad de estos Congresos, junto al Máster de Gestión Cultural
de la UPV y el Centro de Estudios del Lugar de la Mancha, de Villanueva de los
Infantes, que ofreció su sede, en pleno Campo de Montiel, para que,
excepcionalmente, esta segunda edición tuviera lugar fuera del campus de la
Universitat Politècnica de València y en el entorno natural donde se iniciaron
aquellas aventuras sin par del Caballero de la Mancha. Realizamos así ese
llamado a la conciencia y recordamos la expresión admirable de ideas y
sentimientos en torno a la justicia, la reciprocidad, la igualdad y la
solidaridad. Creemos que ha sido nuestra mejor contribución al homenaje estas
figuras insignes, tanto del autor como de su criatura, y estas a ideas que se
encuentran también en la raíz misma que dio nacimiento a esta Revista hace casi
35 años.
Hemos seleccionado unas cuantas
de las ponencias y comunicaciones quijotescas que nos han parecido más notables
de éste Congreso (véase el programa completo en la Sección de Noticias).
En la presentación de aquellas
Sesiones Cervantistas-Quijotistas, en el Programa, incluí una cita de mi
trabajo “El quijotismo coral en nuestra América: “Don Quijote es el arquetipo
de ese imperativo moral que nos hace luchar por la justicia y la verdad pese a
estar en posición desventajosa, pese a llevar un armamento insuficiente, porque
hay algo que nos atormenta, que nos remueve las entrañas, que nos hace gritar,
a pesar de todos los riesgos, de los anuncios de ser portavoces de causas
perdidas. ¡Qué risa! Nada está perdido si tu corazón no se traiciona.”
A partir del valor de la
igualdad, la lucha por la justicia y la práctica del apoyo solidario y la
reciprocidad mutuamente beneficiosa, se reflexiona en esta obra inmortal, en
ese doble quijotismo, el profético y el coral, fieles ambos al espíritu de
exigencia ética, en lo personal y en el comunitario.
En este número de la Revista se
incluyen autores y personas ciertamente todas ellas de estirpe quijotesca: el
maestro José Luis Abellán y su lección admirable
sobre los valores de El Quijote, Francisco Verano, que nos habló de su libro
sobre Colombia, escenario mundial sobre métodos humanistas para construir la
paz- esa paz que es también un gran valor quijotesco-, o el premio Gigante del
Espíritu de este año, Enrico Calamai, luchador infatigable por los derechos
humanos, especialmente los perseguidos, maltratados, como los refugiados y
emigrantes de esta hora, o antaño, en las dictaduras militares de los años 70 de
Chile y Argentina, los “desaparecidos” de aquellas horas negras del terror
desde el Poder.
En esta relación de personas y
personajes de tal calidad humana y tal enamoramiento por la libertad y la
justicia, me quise sumar al homenaje a otra persona de excepcional condición:
el escritor uruguayo José Enrique Rodó, del que se cumple en este año el
centenario de su muerte, en Palermo, Sicilia, un uno de mayo de 1917.
Rodó será recordado por aquel
extraordinario ensayo dedicado a la juventud de América, escrito en plena
juventud en 1900 y titulado Ariel, llamada a la regeneración, la identidad
propia, la superación a lo mejor y más generoso de la condición humana.
He preferido, para esa ocasión
del doble centenario, un artículo que escribió Rodó las vísperas de celebrarse el III centenario de
Miguel de Cervantes y que incluyó en su libro “El camino de Paros”, en 1917, el
último año de su vida. Ese artículo se titulaba tal como he titulado este “A
modo de presentación”, “La filosofía de El Quijote y el descubrimiento de
América “. En el mismo se refiere a la gran ofrenda que se debe a su más alto
representante espiritual que fue, a la vez, el mayor prosista del Renacimiento.
“La ocasión obliga con igual
imperio – señala Rodó- a esta América nuestra. El sentimiento del pasado
original… Nunca se representaría mejor para la América de habla castellana que
en la Figura de Miguel de Cervantes.
Se refiere el escritor uruguayo a
quiénes podrían representar mejor el vínculo entre España América y recuerda la imagen de Isabel la
Católica, los portentosos capitanes de
la Conquista, los colonizadores o misioneros, para concluir que hay entre el
genio de Cervantes y la aparición de América en el orbe, profunda correlación
histórica. El descubrimiento, la conquista de América son la obra magna del
Renacimiento español, y el verbo de este Renacimiento, es la novela de
Cervantes.
LA filosofía de El Quijote es,
pues, la filosofía de la conquista de América. La radical transformación de
sentimientos, de ideas, de costumbres, para la que el hallazgo del hemisferio ignorado fue causa concurrente (…) para que América
renazca en la actitud de la acción conjunta y solidaria (…).
Así, el sentido crítico de El
Quijote tiene por complemento afirmativo la grande empresa de España, que es la
conquista de América. (…).
“Y así el nombre de Migue de
Cervantes, no solo por la suprema representación de la lengua, sino también por
el carácter de su obra y el significado ideal que hay en ella, puede servir de vinculo
imperecedero que recuerde a América y Espala, la unidad de su historia y la
fraternidad de sus destinos”.
En esta hora de los enanos, egoístas y avariciosos
unos, y de fanático aldeanismo mezquino, los otros, ante el triste espectáculo
de tales miserias, aquí y allá, resulta reconfortante oír la voz de dos
gigantes del espíritu, Cervantes y Rodó, que en su lenguaje sin par disipan
todas esas nieblas del enanismo desencadenado y nos abren el horizonte luminoso
de la esperanza.
Después de esto creo que no
conviene añadir nada más.
València, septiembre de 2017