Miércoles, 7 de Junio de 2023
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30/09/2010

¿Cuanto pesan cuatro millones de parados?


por Francisco Parra Luna


     No lo suficiente frente al platillo donde se equilibran los intereses  de políticos y técnicos. Todos sabemos que el problema económico de España es  grave dado el impresentable papel que nos está tocando representar en el mundo desarrollado donde prácticamente todos salen de la recesión menos nosotros, y ello después de presumir estar adelantando en PIB per capita a Italia, e incluso a Francia y Reino Unido.  Una humillación en toda regla para políticos y economistas, aunque no para nuestros empresarios que se están defendiendo como pueden de la ineptitud de éstos.
      Pero lo más chocante, lo que demuestra el escaso interés por resolver el problema del paro en España,  se produce cuando se constata una triple situación absurdamente desaprovechada: sufrir el paro más alto (20%); el déficit comercial más elevado (4%); y la cantidad de dinero económicamente malgastada más alta del mundo (35.000 mill. euros/año), “ insostenible triada” ésta, cuyo desperdicio de recursos y posibilidades no se produce en ningún otro país . Y es que cuando se integran debidamente estos tres desequilibrios en un modelo multivariable sistémicamente interrelacionado (como lo hace  el modelo “Axiologico-SETCU” para el periodo 2010-13) y se realizan los cálculos precisos, aparecen previsibles los siguientes resultados: “1. El paro pasaría al final del 2013 de un 20% a un 12-15%: 2)El PIB acumulado respecto a 2009 crecería un 15%. La renta per capita pasaría de  22.300 euros en 2010 a 24.300 en 2013; 3) Mejorarían las cuentas de la seguridad social; 4) el déficit público quedaría reducido a la mitad sin subir impuestos; y 5) incrementaría la competitividad de la economía española y mejoraría su sistema de valores.”. Debido todo ello a realizar el esfuerzo  necesario (público y privado) para incrementar la competitividad de la economía española (desde el transporte de mercancías por ff.cc. hasta el mejoramiento de la educación o la justicia).
      Cifras que han sido consideradas por algunos prestigiosos economistas como merecedoras de atención, pero que no han dado el necesario paso más allá. En cualquier caso el fondo del problema no parece ser técnico,  sino surgido de una extraña conjunción,  psicológica y ética, que ha  derivado en una esclerotización cerebral aguda de políticos y técnicos. Pues la idea de (integrar “necesidades pro-competitividad”, con “dinero sobrante” y con “personal parado (formado o formable)”, y a los exagerados niveles en que se encuentran en España, presenta una lógica tan aplastante, tan de sentido común, que mucha gente piensa que la solución no puede ser tan fácil cuando no se adopta, y que no es comprensible que algo que resulta fácil y lógico (según las cifras del modelo axiológico) no se adopte. Mas, ¡craso error!. ¡Cómo si todo lo que fuera fácil, lógico y  de sentido común se realizara!, pues sabido es que ni los políticos que deciden ni los técnicos que los asesoran responden a esta lógica. Y si no, veamos algunos hechos notables: Por ejemplo, ¿resultó lógico que gobernantes de la responsabilidad de Bush, Blair y Aznar decidieran la guerra de Irak cuando el sentido común la percibía como injustificable?. ¿Resultó lógico que Zapatero prometiera al Parlamento catalán satisfacer todas sus reivindicaciones nacionalistas?. ¿Fue lógico que Hitler y su estado mayor se propusieran dominar al resto del mundo?. ¿No resultaban estas decisiones errores evidentes y fuera de toda lógica?. ¿Acaso no era más fácil no hacer la guerra de Irak, no prometer lo imposible y no intentar dominar el mundo?. Esto era lo fácil, lo lógico y lo que pide el sentido común,  y sin embargo se hizo lo contrario. ¿Por qué entonces hemos de esperar que se produzca una correspondencia entre  lo que es fácil y lógico y lo que finalmente se hace?
      Y si pasamos al problema económico de España, veamos lo que manifestó hace unos meses un prestigioso economista,  todopoderoso ministro de economía durante bastantes años en su país, que al examinar el modelo citado escribió: “Siento no poder dar mi opinión sobre el modelo Axiologico-SETCU porque no entiendo ni el lenguaje de los valores ni el enfoque sistémico que utiliza”. ¡Increíble!. Una persona que tuvo ese nivel de responsabilidad dice no entender de “valores” (cuando en nuestra vida no podemos sino perseguir “valores”) y no entender el lenguaje sistémico (cuando sabemos que en economía todo está interrelacionado). Y lo peor es que no está solo, ya que una buena parte de los economistas actuales ni identifican el sistema de valores como origen de la crisis, ni diseñan una solución culturalmente integrada, ni modelan la complejidad, ni por supuesto realizan los cálculos  necesarios.  Es más, hacen todo lo contrario: no se salen de sus variables economicistas, no tratan el sistema de los valores, no modelan ni integran las variables más significativas, y sin embargo, sí sugieren día tras día decenas y decenas de medidas parciales, inconexas y hasta contradictorias que, como se está viendo, no solucionan el diferencial del paro español.
      El problema de la economía española y en particular el del paro es, pues, un problema de naturaleza psicológica que vine a hundir su raíz en dos carencias: por parte de los políticos, en su  falta de predisposición ética, y por parte de los técnicos en su escasa voluntad de esfuerzo. La bochornosa tasa de  paro y las pésimas cuentas internacionales no significan lo suficiente para ellos. Los primeros siguen pensando exclusivamente en sus intereses personales y partidistas. Los segundos, acantonados en sus teorías economicistas parecen poco dispuestos al esfuerzo de plantearse nuevos enfoques. No es que resulte de todo ello un paro deseado, pero si permitido, y en todo caso preferido a tener que soportar un tal cambio de actitudes. En suma, para ambos colectivos (políticos y técnicos), los cuatro millones de parados, sus efectos económicos y el retroceso internacional que producen, no pesan lo suficiente frente al platillo de su compulsiva autoestima. Y así esta España en estos momentos: en manos de unos analfabetos axiológicos.
      ¿Se percibe salida?. Por supuesto que sí, ya que de todo se termina saliendo, aunque en esta caso con el brazo en cabestrillo  y cojeando. Y además algo va quedando del enfoque axiológico. Y es que poco a poco se puede evitar que se vaya reconociendo el peso de los valores en la crisis así como su naturaleza sistémica, y puede que poco falte para que se vuelva a los viejos “common sens” modelos que tanto bien hicieron en los años sesenta. Aunque eso sí, seguirá pareciendo malsonante cualquier mención a un necesario “plan quinquenal” por racional, flexible y participado que resulte, sólo por aquello de relacionarlo con  los fracasados soviets. Y es que todavía no hemos alcanzado nuestro máximo nivel de incompetencia.


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