Miércoles, 7 de Junio de 2023
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25/10/2010

Economía social y solidaria:


por FERNANDA SIGLIANO


Introducción:
 
La actualidad nos encuentra “en un contexto de crisis civilizatoria, en el que el modelo neoliberal hegemoniza y es el marco en el cual aparecen o recrudecen la pobreza, las situaciones de exclusión, discriminación y vulneración de los derechos de los sujetos sociales que ven conculcadas sus garantías sociales en tiempos en que estas mas son proclamadas”[1].
 
Esta desigualdad se visualiza claramente a nivel mundial en la concentración de la riqueza cada vez en menos personas, y en consecuencia, mayor pobreza en más personas. Continuamente se acrecienta la brecha entre estos grupos lo que comienza a introducir elementos de fractura social; tal como es el caso de Latinoamérica y el Caribe donde el 57% del ingreso bruto interno se concentra en el 20% más rico de la población (Banco Mundial 2008).
 
Las necesidades sociales de la población son más evidentes y recaen en grupos cada vez más heterogéneos, lo que los impulsa a intentar incorporarse o reincorporase al mercado laboral, como por ejemplo: Mujeres, adultos mayores, jóvenes, personas con capacidades diferentes, entre otros. Todo esto se presenta como un problema a solucionar.
 
Estos momentos de crisis donde debemos enfrentar situaciones de riesgo, requieren creatividad e innovación para generar no sólo alternativas frente a las necesidades, sino también espacios que permitan contribuir con el desarrollo de las potencialidades, promoviendo acciones solidarias, tanto formales como informales. Muchas de estas actividades se desarrollan a través de las organizaciones sin fines de lucro, del tercer sector y/o de la economía social y solidaria.
 
A través de esta experiencia intentaremos demostrar la posibilidad de desarrollo de una economía solidaria desde las asociaciones mutuales americanas. Considerando a estas últimas como posibles vehículos de transformación frente a la desigualdad y la pobreza.
 
 
Contextualizando la experiencia:
 
Comencemos definiendo entonces el contexto donde se encuentran inmersas las avocaciones mutuales. Remitiéndonos a diversas definiciones, encontramos que Bombarolo, Félix (1996) hace referencia a las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) incluyendo en este concepto “a toda aquella organización de personas que persiga un fin de beneficio público (social, político – no partidario – o cultural) que no tenga fin de lucro y que no pertenezca o dependa de la estructura del Estado”[2]. Incluye, a su vez, aspectos que permiten la clasificación de las mismas, los cuales son: Status jurídico, temas que abordan, grupos sociales que las integran, objetivos que persiguen, actividad que realizan, tamaño y tradición institucional y cobertura territorial. Considera también dos perspectivas desde las cuales reconocer el papel que han jugado estas organizaciones en el desarrollo social, una es la mirada desde la vida cotidiana en la cual han sido los principales espacios donde la gente ha podido expresarse y desarrollar sus potencialidades; y otra es la perspectiva desde lo global sociológico en la cual, particularmente en el caso de Latinoamérica en el siglo xx, se han distinguido como agentes de democratización y catalizadores de la participación y organización popular. Se caracterizan por ser, a su vez, un sector dinámico y creciente en momentos en que la crisis no permite el surgimiento de propuestas o modelos de desarrollo para la región; derivando de esta manera en la importancia que toma la idea del fortalecimiento de las OSC como medio para mejorar las condiciones de vida, buscando nuevos caminos que se basen en la equidad y que sean sustentables.
 
Por su lado  la Licenciada González Bombal, Inés (1998) ,en las reflexiones finales del IV Encuentro Iberoamericano del Tercer Sector, hace referencia a la noción de este último como conjunto de organizaciones que cumplen con cinco criterios “...ser privadas, no gubernamentales, sin fines de lucro, autogobernarse, y de asociación voluntaria...”[3] Además realiza una clasificación de las Organizaciones Sin Fines de Lucro en la cual divide a las ONGs de las Mutuales, basándose tanto en el criterio legal como en el ‘uso social’ del término.
 
Ambas definiciones responden a un enfoque anglosajón del tercer sector, donde las organizaciones “se basan en la aplicación del principio de no distribución de beneficios y donde la voluntariedad es eje central del desarrollo organizacional”[4].
 
Por otro lado, el análisis francófono del tercer sector, “denominado economía social, contiene como componente de una parte al sector no lucrativo de origen mutual y de otra, al de interés general: empresas cooperativas, mutuales y asociaciones”[5] Las iniciativas de la economía social o solidaria trascenderían, entonces, `”la noción de sector para interpelar a la sociedad política e ideológicamente, logrando a veces inscribirse en el espacio público de las sociedades democráticas modernas; en efecto la elaboración de acciones colectivas puede proporcionar la matriz de acciones públicas (las entidades de seguro mutuo prefiguraron los sistemas de previsión social y contribuyeron a su construcción)[6].
 
Dentro de la economía solidaria encontraríamos claramente, entonces, a las asociaciones mutuales. Quienes resultan una alternativa que brinda la posibilidad de crear y recrear respuestas frente al incremento de la pobreza.
 
Las asociaciones mutuales son organizaciones “sin fines de lucro constituidas por personas inspiradas en la solidaridad, con el objeto de brindarse ayuda recíproca frente a riesgos eventuales o de concurrir a su bienestar material y espiritual, mediante una contribución periódica”[7]. Son asociaciones abiertas o cerradas, según sean sus determinaciones estatutarias, integradas por personas que libre y democráticamente se unen para un fin común.
 
Son asociaciones y no sociedades económicas, porque no persiguen obtener y repartir lucro, sino simplemente prestar un servicio, desarrollando para ello, en forma permanente, actos de interés social.
 
Son libres ya que su organización depende de la voluntad de sus integrantes y se desarrolla en forma democrática de manera que sus asociados, tienen el derecho a participar en la dirección y conducción de las mismas; como también en el control de las actividades y servicios que se prestan.
 
Persiguen objetivos sociales y objetivos económicos, que permiten la existencia y el desarrollo de las mismas,  en forma simultánea.
 
Representan la forma más auténtica de unidad de un grupo de personas interesadas en desarrollar, en toda su extensión y profundidad la idea práctica de la solidaridad y el principio del más elevado servicio. Solidaridad considerada como la unión y adhesión de las personas frente a un fin común y en apoyo al otro.
 
El sistema mutual conserva, en todos sus matices, características de la fraternidad cristiana que alentó el espíritu de los primitivos mutualistas. “Sin desatender el interés individual, pretende y logra altos beneficios morales. Por estos hechos, el mutualismo tiene fisonomía propia y se eleva a la categoría de doctrina social”[8].
 
“Muchos estudiosos investigadores sociales se han pronunciado sobre las características y los resultados del sistema mutual y han llegado a la conclusión de que representa la herramienta ideal para poner en práctica una política de ayuda concreta a las necesidades de los hombres”[9].
 
La  asociación mutual se distingue singularmente de cualquier otra, ya que se instituye el servicio, no por beneficencia, ni mucho menos por caridad, sino por solidaridad. El poder en la asociación pertenece exclusivamente a los asociados, y es legítimo cuando el fin que se persigue es el bien común.
 
A nivel mundial, el trabajo de las organizaciones mutuales, está regido por valores que comprenden la adhesión voluntaria, la organización democrática, la independencia de los poderes establecidos públicos y privados, la no discriminación, la contribución económica acorde a los servicios brindados, la capitalización social de los excedentes, la educación social y mutual, y la integración para el desarrollo.
 
La adhesión voluntaria es interpretada como la posibilidad de ingresar y salir del sistema sin restricciones, permitiendo así llegar a toda la comunidad.
 
La organización democrática, implica la participación no sólo en el uso de los servicios sino también en la votación, que permite la elección de los miembros de la Comisión Directiva.
 
La independencia de los poderes establecidos públicos y privados, asegura el respeto  por las diferencias y se orienta al fin común sin ningún tipo de discriminación.
La contribución económica acorde a los servicios brindados, nos indica que el aporte económico que los asociados realizan será representación del esfuerzo personal y solidario.
 
Puede ocurrir que entre los costos y la producción de servicios se genere una diferencia positiva, en este caso, la capitalización social de los excedentes implica que esa diferencia será utilizada en pos de nuevos y mejores servicios.
 
La educación social y mutual es una de las prioridades en estas organizaciones. La función social de la mutual se verá desarrollada a partir de la promoción de la educación y la capacitación de sus asociados y de la comunidad en general. El fomento de la enseñanza es uno de los objetivos primordiales del sistema mutual, capacitando a los asociados para interpretar y desarrollar en el plano social y dentro de la comunidad los propósitos de este sistema solidario.
 
La integración para el desarrollo lleva implícito el hecho de integrarse, no sólo dentro de la misma mutual, sino con todas aquellas instituciones que tengan un fin solidario.
 
En síntesis, los valores que rigen el sistema mutual responden en esencia a la idea ética del bien común. Es importante destacar que las asociaciones mutuales persiguen como objetivo primordial el bienestar del ser humano basándose en la equidad, la solidaridad y justicia promoviendo el desarrollo de las potencialidades humanas.
 
Las asociaciones mutuales se han desarrollado en todo el mundo. Por citar un ejemplo, en Europa más de cien millones de personas pertenecen a alguna organización mutual. Un aspecto importante a destacar, es el hecho de que un número mayor de individuos se benefician con los servicios mutuales. Siguiendo con el ejemplo europeo, hay un 64% más de beneficiarios que de asociados a mutuales, debido a que muchos de los servicios se extienden a los familiares de los socios directos.
 
Tal como lo venimos expresando, en muchos países en vías de desarrollo las asociaciones mutuales, como parte de la economía solidaria, constituyen un medio con el que cuenta la clase social empobrecida para gozar de ciertos servicios. Por esto, este tipo de organizaciones está en su mayoría constituida por aquellos quienes no pueden acceder a servicios privados y a su vez no se ven beneficiados por los magros recursos que provee el estado, generalmente destinados a situaciones de extrema pobreza.
 
A lo largo de la historia reciente de los países americanos, encontramos en la depresión económica del 2001 ocurrida en Argentina, un ejemplo donde las asociaciones mutuales, como parte de a economía solidaria se transformaron en un medio para combatir la pobreza y la carencia de servicios brindados por el Estado. En la actualidad se estima que en el país hay aproximadamente 4,5 millones de personas asociadas a alguna mutual[10], lo que nos permite conocer la dimensión de dicho movimiento.
 
A su vez, en este mismo contexto, y con el fin de promover y fortalecer en las entidades mutuales de América la responsabilidad de la asistencia recíproca, en el año 2004, nace la Organización de Entidades Mutuales de las Américas (Odema).
 
 
Odema:
 
Resulta indudablemente comprensible y lógico que el mutualismo, expresión indiscutible de la solidaridad social, haya entendido desde el principio de su aparición en la sociedad, cuando su sustento principal es la unidad, el efecto multiplicador que se deriva de su accionar benéfico expandido entre las regiones y los pueblos que la componen.
 
Ubicados en ese plano conceptual, resulta obvio que el mutualismo americano, haya creado la Organización de Entidades Mutuales de las Américas Odema, y esa condición de bloque regional, hace que la inserción de Odema en el mundo del mutualismo, haya sido desde su nacimiento acompañada de una justificada expectativa positiva a la hora de exponer propuestas superadoras para el sector, cualquiera sea el foro en que le tocara actuar.
 
 
Su misión es promover y fortalecer en las entidades mutuales de América el compromiso de la asistencia, creando las condiciones que propicien la capacitación, el intercambio de experiencias y los acuerdos programáticos para la unidad.
 
Sus objetivos son:
ü      Integrar regionalmente a las entidades mutuales de las Américas.
ü      Organizar el intercambio de experiencias.
ü      Unificar la legislación vigente.
ü      Promover la capacitación, intercambio académico y formativo.
ü      Celebrar memorandos de entendimiento con otras organizaciones de
ü      la economía social y solidaria.
ü      Concretar convenios intermutuales respecto a:
1        Cobertura de Salud
2        Cobertura Educacional
3        Cobertura Servicio Social Familiar
4        Cobertura Previsional
5        Movilidad Demográfica
6        Promoción del Turismo
7        Otros servicios
ü      Representar a las entidades americanas ante los gobiernos, organismos internacionales, universidades, fundaciones, entes no gubernamentales, etc.
ü      Concurrir con representación unificada a los congresos y eventos de la comunidad internacional.
 
Odema, viene realizando las tareas que permitan alcanzar los objetivos trazados en el corto, mediano y largo plazo, que comprenden promover y fortalecer a las entidades mutuales de América integrándolas regionalmente y así con la asistencia recíproca, organizar el intercambio de experiencias, impulsar la capacitación y el intercambio académico y formativo de los mutualistas americanos y concretar acuerdos de complementación sobre problemáticas específicas y comunes como: cobertura de salud, educación, salida laboral, protección social de la familia, etc.
Ha sido relevante, también, el influir políticamente en materia de legislación mutualista, a través  del acercamiento de congresistas de los países integrantes de la Entidad, en un intercambio enriquecedor de antecedentes, jurisprudencia y normas que rigen la existencia y funcionamiento de las mutualidades, transmitiendo las recomendaciones genéricas y/o puntuales sobre dichos aspectos.
 
En la actualidad, ese camino recorrido ha logrado constituir una entidad que nuclea a mutuales de 15 países de Norte, Centro, Sudamérica y el Caribe, representantes de millones de familias asociadas y su proyección internacional, la ha ubicado en el plano relevante de ser representante del continente americano en su relación con el mutualismo europeo AIM (Asociación Internacional de la Mutualidad), el africano UAM (Unión Africana de la Mutualidad), en su participación como afiliada en la AISS (Asociación Internacional de la Seguridad Social), en su reconocimiento como Organización de la Sociedad Civil con registro en la OEA (Organización de los Estados Americanos), encontrándose en plena gestión la firma de un convenio de colaboración con la OPS (Organización Panamericana de la Salud), y un proceso iniciado con la concurrencia a la 99º Conferencia Internacional de la OIT- año 2010- (Oficina Internacional del Trabajo) para lograr “el status consultivo “.
 
No es menor la importancia del acercamiento al mutualismo de países europeos, como España, Portugal e Italia a través de propuestas de mutuo entendimiento y colaboración.
 
Países que componen Odema
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, México, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay
 
Odema está llevando adelante un profundo trabajo:
1        Impulsando la unidad en la diversidad, donde se puedan advertir las diferentes maneras de cubrir las necesidades de la sociedad, viendo que todos persiguen los mismos objetivos sociales.
2        Promoviendo la igualdad de oportunidades y la inclusión social
3        Fortaleciendo el alivio de la pobreza.
4        Logrando un mutualismo, que no solo sea la suma de partes, sino que surja de la integración profunda de sus componentes, dando vida a la modernización del mutualismo americano, creando un renovado mutualismo más rico y completo.
Donde las comunidades encuentren el camino hacia la construcción de una América unida, capaces de mirar con serenidad el futuro
 
El sistema mutual, que es parte del sector social, trabaja directamente sobre las situaciones de pobreza e indigencia y sobre la desigualdad, ya que tiene como misión el desarrollo humano y la igualdad de acceso a las oportunidades para todos, sin ningún tipo de discriminación ni condicionante. Por lo tanto el mutualismo es un sistema solidario, eficaz y sostenible que garantiza el desarrollo a largo plazo de las sociedades.
Resulta necesario destacar la  evolución de los servicios mutuales americanos en diversos ámbitos fundamentales, incluidos la atención de la salud y la extensión de su cobertura, y como el mutualismo ha impulsado la reducción de la pobreza, el acceso a la educación y a la asistencia sanitaria, dando protección a grupos vulnerables, incluidas las personas de edad avanzada y los trabajadores del sector informal, en las comunidades donde se encuentra inserto.
 
Una línea de acción fundamental de los servicios mutuales está centrada en la salud de sus asociados, es por eso que su meta es el derecho a la salud, que requiere del compromiso formal de los directivos y profesionales y también de la implantación de un modelo de atención que logre instrumentar el acceso a un sistema sanitario inclusivo, participativo y eficaz.
Y para ello promueve el modelo de atención primaria de la salud (APS), considerándola como la mejor estrategia para poner la salud al alcance de todos.
 
La APS es capaz de mejorar la equidad  ya que capitaliza los ahorros (tiempo en la consulta, uso reducido de pruebas de laboratorio, potenciando los pequeños aportes societarios mutualistas. Mejorando la cobertura de los más pobres y la de los grupos vulnerables. Implementando la AP


Economía social y solidaria:




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