“Las cooperativas representan una mejor manera de responder a los elevados riesgos que amenazan a nuestras sociedades […] son más capaces de gestionar los riesgos que el sector privado capitalista”.
Joseph Stiglitz. Premio Nobel de Economía 2001
Con la Revolución Industrial el capitalismo nace y se proyecta en medio de una turbulencia religiosa con el claro dominio calvinista y puritano de la sociedad inglesa. Fueron Adam Smith, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow con su Theory of Moral Sentiments, y otras figuras liberales, quienes le dieron marco teórico e ese capitalismo postulando la primacía del mercado sobre el Estado bajo el supuesto de que los empresarios de la época, por estar imbuidos de una intensa religiosidad, generarían condiciones auto-generadoras de soluciones a las secuelas negativas de su “evolución económica” aplicando porciones de sus ganancias a favor de los “impactados negativamente por el proceso”, oferta conocida como “Teoría del Derrame”.
“la economía del goteo ha fracasado, no activa la igualdad […] el neoliberalismo no funciona, antes hacía falta llenar varios autobuses para transportar a las 388 personas más ricas del mundo, que tenían lo mismo que 8.000 millones de personas. Hoy bastaría con un microbús para llevar a las 42 personas que concentran la riqueza de esos 8.000 millones” [3].
Ante esas evidencias cabría preguntarse si las políticas liberales, neo o no, suman peores consecuencias si son aplicadas por capitalismos de estado como el venezolano.
Otras intervenciones en la sociedad vendrían, varias de ellas mal utilizaron las cooperativas en sus fracasado proyectos, varios de esos casos entran en el marco de los socialismos reales: Unión Soviética, China, Cuba y Venezuela son ejemplos de los que los estados no deben hacer con las cooperativas.
No sería hasta el siglo siguiente cuando, con gran realismo, el economista británico John Maynard Keynes encabezó una revolución en el pensamiento económico al descalificar ese postulado: el libre mercado carece de mecanismos de auto-equilibrio que lleven al pleno empleo.
Más recientemente Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía afirmó:
“la economía del goteo ha fracasado, no activa la igualdad […] el neoliberalismo no funciona, antes hacía falta llenar varios autobuses para transportar a las 388 personas más ricas del mundo, que tenían lo mismo que 8.000 millones de personas. Hoy bastaría con un microbús para llevar a las 42 personas que concentran la riqueza de esos 8.000 millones” [4].
Ante esas evidencias cabría preguntarse si las políticas liberales, neo o no, suman peores consecuencias si son aplicadas por capitalismos de estado como el venezolano.
FUENTE.
Bastidas-Delgado, Oscar (2019). Recuperado de: https://www.amazon.es/gp/product/B07X5NXN8W/ref=dbs_a_def_rwt_hsch_vapi_tkin_p1_i7