Robert Oppenheimer nació en 1905 en Nueva York, en una prospera familia judía de origen alemán. En 1922 comenzó a estudiar en Harvard donde le entregaron un volumen con los primeros escritos de Galileo. Leyó con devoción entonces la Teoría dinámica de los gases, de Jeans. Ya de joven sufría episodios de melancolía y depresión profunda; herida de la mente estudiosa frente al mundo impávido, indiferente y pasajero, reverso de la excelencia frente a la normalidad mediocre. La amplitud de miras intelectuales del Oppenheimer joven iban de la Química a la “Historia de la decadencia y caída del Imperio romano” de Gibbon o a la poesía francesa del s. XIX. Pronto se unió la Club Estudiantil Liberal del que se sentiría defraudado por “su pomposidad necia” (p. 53). Fue torpe en el laboratorio y ágil en la conceptografía teórica. Tuvo como profesor al premio Nobel Percy Bridgman y asistió a algún curso del profesor visitante N. Bohr al que consideró sabio y “extraordinamente agradable” (p. 55), siempre recordó el curso que impartió el filósofo y matemático inglés A. N. Whitehead, donde se analizó al detalle los Principia mathematica de Bertrand Russell. En Cambridge pudo comparar los “estilos” metodológicos de P. Dirac y de N. Bohr este último un físico que “veía las matemáticas como Dirac ve las palabras”, para hacerse inteligible, “Tanto por temperamento como aptitudes, Robert era más un físico verbal al estilo de Bohr” (p. 77). En 1926 estudió en la U. de Gotinga con Max Born adentrándose en la mecánica cuántica.
El historiador de la Ciencia Jeremy Bernstein consideró que el artículo de Oppenheimer y Snyder de 1 de septiembre de 1939 “Sobre la gravitación nuclear continua” era uno de los más importantes de la Física del s. XX “(p. 117) venía a ser una predicción matemática del proceso de generación de los agujeros negros, tesis que a partir de 1970 pudo ser confirmada por las nuevas tecnologías de la observación astronómica, confirmando parcialmente la Teoría. Parece ser que Robert tenía tal grado de inteligencia sutil ,y ,era científicamente tan purista, que intuía los defectos de cada teoría en el instante mismo de concebirla por lo cual, llevado de un cierto escepticismo, no se atrevía a desarrollarla, a partir de un cierto punto, en todas sus consecuencias, mientras que otros físicos sí que lo hacían. Robert fue profesor de Física en la U. de California en Berkeley, presidente de la Comisión de Energía Atómica de USA, presidente del Institutito de Estudios avanzados de Princeton. Director del proyecto Manhattan en los Álamos, desierto de Nuevo México. Ya en 1939 Alemania había iniciado el proyecto Uranio para desarrollar un artefacto nuclear con K. Diebner, E. Bagge, W. Bothe,…, contando con el uranio de las minas checas, proceso al que fue incorporado W. Heisenberg por movilización, tal como señaló el profesor Antonio Fernández Rañada en una obra dedicada a este físico bávaro . Después del lanzamiento de las bombas atómicas en Japón, Oppenheimer dimitió como director científico del proyecto Manhattan y rechazó el desarrollo de la bomba de hidrógeno. Se habló también de un posible espionaje científico soviético y ello se relacionó , forzadamente, con las simpatías filo comunistas de Oppenheimer que había financiado de su bolsillo, en los años treinta , a algunos grupos de la izquierda radical, de hecho su hermano Frank había militado en el Partido Comunista. Posteriormente Eisenhower consideró que Oppenheimer era un “ individuo peligroso para la seguridad nacional”, por el contrario, en la etapa política posterior al marcarthismo los presidentes J. Kennedy y Johnson rehabilitaron a Oppenheimer concediéndole el premio internacional Enrico Fermi. El mismo J. Von Neumann había participado como testigo en la defensa ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas, donde Oppeheimer fue interrogado por los congresistas, la cuestión debatida era si científicos del Laboratorio de Radiación habían procurado filtraciones de tecnología nuclear hacia Rusia ( p. 654 ). Oppenheimer en realidad era un moderado crítico de la disuasión nuclear, de hecho no quiso firmar los manifiestos promovidos por Einstein o Szilard .en los años cincuenta, para frenar de raíz la carrera nuclear. “No rompiendo radicalmente su “papel como estratega científico militar de la guerra nuclear “(p. 654). Oppenheimer declaró a la prensa americana que entre sus lecturas apreciaba sobre manera “Las flores del mal”, de Baudelaire; el Bhagavad Guitá ; Hamlet, de Shakespeare. Su misticismo tendía a ser hindú citando en ocasiones como Vishnu , en sus sueños, toma forma de un ser de muchos brazos y dice: “Ahora he devenido muerte, el destructor de mundos” (p.368). No hay reconciliación cósmica , ni síntesis, ni superación. Solo ciclos que se consumen en resplandor y oscuridad. Eso sí, en las sociedades civilizadas, queda la necesaria búsqueda inteligente de la paz.
LUIS FERNANDO TORRES VICENTE