En la vida de un hombre, cuarenta años es un período amplio que cubre la parte central de su creatividad como persona cabal. Ahora bien, si comparamos con los grandes períodos históricos, e incluso las magnitudes de esas fuerzas ciegas que rigen en el universo, pareciera que no es nada. Recuerdo, sin embargo, aquel pensamiento del filósofo francés Pascal, que siempre me impresionó: afirmaba que ante la magnitud de esas fuerzas poderosas de la naturaleza y del universo, el hombre era una simple caña, pero, afirmaba el filósofo, esas gigantescas fuerzas son ciegas mientras que el hombre es una caña pensante que tiene conciencia de a lo que se enfrenta.
Mi primer recuerdo, emocionado, en este cuarenta aniversario, de nuestra Revista, es hacia esa larga lista de amigos del Consejo de Redacción, ya fallecidos, que nos acompañaron, con generosidad y desinterés, desde la primera hora, y es casi tan amplia como el Consejo de Redacción actual, pese a nuevas incorporaciones.
Algunas celebraciones de este aniversario ya hemos realizado: el 26 de abril, en la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. En esta ocasión debo recordar, también emocionado, a Josep Piqué, pues nos reunimos en esa fecha porque fue uno de los días que él nos propuso por su interés de participar, y, sin embargo, falleció varios días antes. Publiqué en el diario “Levante” de Valencia, el 13 de abril, el artículo “Un brillante intelectual, un español de cordura y un catalán de seny”, in memoriam a su figura y a su apoyo en los últimos números de la Revista, en los que colaboró.
Luego ha sido la Asociación Española de Americanistas, en su XX Congreso Internacional, celebrado en Valencia, la que tuvo la deferencia de reservar el día 6 de julio, un espacio destacado para recordar este cuarenta aniversario de RIDAA y cuarenta y cinco del INAUCO.
Hemos preparado el número 81 de RIDAA sobre valores y principios en una sociedad cambiante. Aparece ahora, en otoño de 2023, como nuestro directo homenaje a estos aniversarios, a esos 40 años y a los valores irrenunciables, a los que me refiero en este A modo de presentación de este núm. 81.
Quiero recordar que tras participar en las elecciones democráticas de junio de 1977 con nuestro pequeño y pobre, aunque entusiasta, Partido Laborista, al año siguiente, el de la constitución de 1978, fundamos en Valencia nuestro Instituto INAUCO más convencidos de la acción social y cultural en torno a los conceptos centrales de nuestro instituto que de la vida política naciente de los partidos políticos.
En 1979, publiqué tres volúmenes de Educación Ética y Cívica en la Editorial Bruño, que me parece tan importante para la salud moral de nuestra sociedad, aunque esa asignatura para tres cursos de EGB, rápidamente desapareció.
En octubre de 1980, me trasladé a la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, como profesor de Derecho constitucional, al no existir plaza en Valencia y conmigo llevé al INAUCO. Al final de esa década, además de firmar un Convenio con el Rectorado de la Universidad para vincular a nuestro Instituto, iniciamos unos cursos de nueve meses sobre Economía Social y Desarrollo Comunitario, dirigidos especialmente a estudiantes iberoamericanos, con becas del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, cuyo diploma final firmábamos el Rector de la UAM y yo mismo como Director del INAUCO.
El 23 de mayo de 1983 en esta Universidad, asistí a la conferencia del filósofo argentino Mario Bunge, titulada “Paradigmas y Revoluciones”, en donde él exigía rigor intelectual en el paradigma como marco conceptual de toda teoría. Surgió una empatía en nuestra relación personal, pese a la diferencia de edad, hasta el punto de que le hablé de nuestro proyecto de Revista, cuyo número 1 apareció en octubre de aquel año, 1983, y el profesor Bunge aceptó incorporarse a nuestro Consejo de Redacción. Siempre fue una referencia sobre los pasos a dar y colaboró en las distintas etapas de RIDAA. Además del valor extraordinario de su Tratado de Filosofía en ocho volúmenes, ha sido especialmente inspirador su libro: “Filosofía política”, subtitulado “Solidaridad, Cooperación y Democracia Integral” (Ed. Gedisa, Barcelona, 2009).
El A modo de presentación de aquel número 1 –que reproducimos ahora, en la sección de libros de este número 81-, lo titulé: “El paradigma recobrado de la Comunidad de hombres libres”, en dónde se rechazaba tanto el individualismo egoísta, como el colectivismo gregario y disolvente. En el mismo texto, destacaba la importancia de la comunidad, de la reciprocidad e integración, el apoyo mutuo y las afinidades, sin renunciar a las autonomías personales.
En resumen, la transversalidad en el conjunto de las ciencias sociales –educación, derecho, filosofía, política, economía, etc., del lema del libro que publicamos con motivo del XXX aniversario del INAUCO y XXV de RIDAA, en el año 2008, con el título “Autogestión, Cooperación y Participación en las Ciencias Sociales” (Ed. UPV, Valencia, 2009). Reunía las comunicaciones del Congreso Internacional celebrado aquel año 2008, con motivo de esos aniversarios. Creamos la versión digital de RIDAA (www.ridaa.es) y se instituyó el Premio Gigante del Espíritu para personalidades destacadas por su apoyo desinteresado y generoso a sus pueblos y sus gentes, sin ninguna discriminación. El símbolo fue la escultura de la paloma que creó la escultora chilena Ely Guajardo, a partir del grabado original de Julio Castro de la Gándara, que fue la portada del número 1, y desde entonces símbolo del INAUCO y de RIDAA.
Debo también hacer referencia a la cronología de la edición de Ridaa.
Los primeros números de nuestra Revista, desde el nº.1 (octubre de 1983), hasta el nº 8-9 (otoño de 1989), se publicaron en Altalena ediciones (Madrid), gracias a la generosidad y la compresión de su editor, Manuel Aguilar –sobrino del gran editor del mismo nombre, creador de la editorial Aguilar-.
Desde el nº 10-11 (verano de 1987), figura nuestra editorial La Hora de Mañana- también en Madrid- hasta el nº 28-29-30 (otoño de 1993).
Existe una interrupción de cuatro años, debido a mi traslado en comisión de servicios a mi Facultad de Derecho de Valencia. Estando allí decido iniciar una Segunda época – así figura en la portada-, con el nº 31 (primavera de 1997), con las referencias de mi nombre en el Dto. De Derecho Constitucional, de la citada Facultad, y la del profesor José Luis López González en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
En el nº 35-36-37 (otoño de 2000), en cuanto a mi referencia aparece mi domicilio en la calle Duque de Calabria, 16, de Valencia.
Por fin, en el nº 44 (otoño de 2004), aparece por primera vez, el nombre de la Universidad Politécnica de Valencia, junto al del INAUCO, en la portada, y mi referencia es la de mi despacho en la Facultad de Administración y Dirección de Empresas de la UPV, aunque lo que nosotros enseñamos allí es Gestión y Administración Pública (GAP), y así continúa hasta este último número. Desde luego, con el apoyo, en la UAM, del incansable José Luis López González.
En cuanto a los primeros pasos para gestionar la Revista, debo recordar que durante aquellos años iniciales – los tres primeros números- figura como Secretaria del Consejo de Redacción nuestra alumna de Derecho, en la UAM, Carmen Garrido Gómez, también incansable y generosa, y el apoyo de otro alumno, José Luis López González, luego Doctor y profesor Titular en aquella Facultad de Derecho de la UAM, y verdadero titán en el trabajo, y para la generosísima colaboración.
Durante un largo periodo, allí en la UAM, asumió la Secretaría del Consejo, la profesora de Economía de esa Universidad, Dra., Mª Jesús Vara Miranda, a la que hay que agradecer su entrega desinteresada.
En la segunda época, se hizo cargo de esta Secretaría, el profesor, y estimado discípulo, Dr. Vicente Cabedo Mallol, en los últimos años, como ya hemos dicho, se incorporó también a esta Secretaría el profesor Dr. Vicent Giménez Chornet.
En la Secretaría del INAUCO durante un amplio periodo, ya en la UPV, conté con la colaboración valiosa y generosa de una antigua alumna de GAP, la hoy Dra. Carmen Ventura Salom, a la que también debo agradecer su entrega entusiasta.
En el anterior núm. 80 –de 2022-tratamos de la guerra y la paz, y a esta última la califiqué como el mayor de nuestros valores, si estaba traspasada de justicia, y no era un mero apaciguamiento o, aún peor, esa quietud opresora de los regímenes sin libertades ni justicia.
Algunos artículos de este número estuvieron dedicados a la guerra en Ucrania, tras la invasión de Rusia. En marzo decidimos que el Premio Gigante del Espíritu de ese año se otorgaría al Presidente Zelenski y al pueblo ucraniano. Personalmente se lo comuniqué al cónsul honorario de Ucrania en Valencia, rogándole que informara a su embajada. Me dijo que así lo haría pero que convenía enviar una carta al embajador, destacando el valor de este Premio. Pasó el tiempo sin respuesta, y entonces, el cónsul me indicó que escribiera al Primer Secretario de la embajada, indicándome su nombre y correo electrónico. Así lo hice y tampoco obtuvimos respuesta. Decepcionante.
Los primeros Premios Gigante del Espíritu, los de 2008, se concedieron al economista chileno Juan Guillermo Espinosa, adelantado de la economía industrial o economía solidaria, y al antropólogo francés Dominique Temple, gran experto de la teoría de la reciprocidad, a partir de sus investigaciones de campo sobre las culturas amerindias y sus reciprocidades de dones, en especial de los guaraníes y otras comunidades amazónicas. El propio Temple, para desmontar las críticas frívolas de que esta era una simple peculiaridad de ciertos pueblos “primitivos”, expuso en otra de sus obras que, Aristóteles en su “Ética a Nicómaco”, señala que la reciprocidad es la base de valores sociales tan decisivos como la justicia y la amistad.
El año 1986, en el núm. 7 de nuestra Revista, publiqué el “Manifiesto de los Argonarios. Hacia la Comunidad de los libres”, y utilicé el mito de Ulises y sus compañeros, con este neologismo para expresar la realidad ideal de un grupo humano que comparte en su acción la concepción, el diseño y la ejecución de una tarea que realiza en común, entrelazada, como ideal de quehacer humano.
El año siguiente,1987, a partir de este Manifiesto, constituimos la Asociación “Tierra Unida-Tierra-de-Todos”, que aún continúa viva por la devoción de un grupo de amigos, entre los que quiero destacar a Carlos Villagra, pionero desde la primera hora. EL eje central era que el interés general y compartido de la especie humana exige que tantos bienes comunes –océanos, mares, cielos, selvas- sirvan a ese interés del bien común y no al uso excluyente de ciertas potencias, ya sean estatales o multinacionales.
A partir de aquel Paradigma del núm. 1 de Ridaa que desde ahora será el de la “comunidad de los libres” y de este Manifiesto de los Argonarios, se alza el núcleo de mi ensayo, “El retorno de Ulises. Una filosofía política alternativa” (con varias ediciones españolas, una traducción al francés, y la última en Ed. Ciudad Nueva, B. Aires, 2011).
En todo caso, hay que destacar que nuestro pensamiento es abierto, integrador desde las libertades, es una concepción de vida que interrelaciona cultura, ética y convivencia. Cree en el valor de la comunidad, nacida de reciprocidades generosas, que practican autoayudas, hacen crecer a todos, pero no renuncian al ser personal y a su autonomía.
En el paradigma de la “comunidad de los libres”, sin renunciar a crecer, mediante creatividades renovadas, somos también herederos de nuestra trayectoria pasada y de los valores que la han alimentado. Por ello quisiera incluir aquí el capítulo sobre el XXV aniversario de Ridaa y el XXX del INAUCO que forma parte del libro ya citado “Autogestión, cooperación y participación en las ciencias sociales” (Ed., UPV, Valencia, 2009). Prueba de esa continuidad abierta, renovada y no dogmática.
“AUTOGESTIÓN, COOPERACIÓN Y PARTICIPACIÓN EN LAS CIENCIAS SOCIALES
PALABRAS DE TESTIMONIO DE 30 AÑOS DEL INAUCO Y 25 DE RIDAA
ANTONIO COLOMER VIADEL*
Estimados amigos y compañeros, nos reunimos hoy en torno a este doble aniversario, los treinta años del INAUCO y los 25 de su Revista. Como fundador de ambos, no puedo dejar de tener una cierta nostalgia de los tiempos pasados y también una alegría de haber culminado este largo trayecto. El "A modo de presentación" del número de nuestra Revista que acabamos de editar con este motivo (número 52 - 53-54, otoño 2008) lo he titulado "El sueño que abre camino" y en su evocación me viene a la memoria el primer "A modo de presentación" que abría aquel número uno, de octubre de 1983, que en realidad fue un manifiesto filosófico fundacional con el título "El Paradigma recobrado de la comunidad de hombres libres". Esta indagación aún viva y abierta nos ha inspirado a lo largo de todo este tiempo.
Entre la polaridad del individualismo, egoísta y cerrado, y el colectivismo en el que se disuelve lo personal y propio, nos hemos dedicado a averiguar sobre los materiales para construir la comunidad de los libres. Aquella en donde hay una profunda ligazón de solidaridad orgánica, pero construida desde el ser diferencial y la autonomía personal de quienes se integran en libertad y voluntariamente.
Decíamos, entonces, que en esta búsqueda podrían converger diferentes corrientes e influencias: lo mejor del espíritu liberal, la fraternidad cristiana, la igualdad socialista y la lucha por la justicia y la libertad de los libertarios.
No puedo negar la especial influencia de éstos últimos en nuestro pensamiento y la convivencia en experiencias prácticas como fue el crear en 1973 la Escuela de Formación Empresarial y Comunitaria, EFEC, que fue un Centro de Formación de SALTUV, la primera Sociedad Anónima Laboral de los Transportes Urbanos de Valencia, nacida en 1964 como una notable experiencia de autogestión obrera.
En EFEC y en sus cursos de formación comunitaria tuve la oportunidad de disfrutar de la compañía de figuras libertarias como Sigfrido Catalá, Lorenzo Iñigo, Enrique Marco Nadal. De todos aquellos compañeros y maestros quiero rendir homenaje a Isidro Guardia, que nos acompaña en este acto. Esta influencia se profundizó al traducir del francés la obra de Gastón Leval, "Práctica del socialismo libertario".
En aquel mismo año, 1973. participé en Argel en un Congreso Internacional sobre el Desarrollo del Tercer Mundo y el contacto con un buen número de líderes africanos y latinoamericanos con sus esperanzas y luchas -al año siguiente tuvo lugar la Revolución de los Claveles en Portugal y el inicio del proceso de emancipación de sus colonias africanas- fue también ocasión de esclarecimiento sobre la importancia de diferentes culturas y a la vez sobre la universalidad de valores humanos expresados en distintas lenguas y creencias.
Tal vez por ello cuando creamos el INAUCO, en 1978, lo definimos con un Instituto Intercultural para la Autogestión y la Acción Comunal a la vez que con un enfoque interdisciplinario que contemplara la relación mutua y recíproca de las Ciencias Sociales.
En esta serie de antecedentes no puedo dejar de citar el viaje a la Universidad de Cornell en 1975, en Ítaca, Nueva York, convocado a un Congreso Internacional sobre Autogestión por el profesor Jaroslav Vanek. Allí además tuve la ocasión de conocer a amigos entrañables que nos han acompañado en esta doble trayectoria del Instituto y de la Revista, como Juan Guillermo Espinosa, Jorge Selser, Ricardo Puerta y otros compañeros también latinoamericanos. El profesor Vanek, un economista de fama mundial, se había convertido a la economía de participación o autogestión, y además pasaría de la teoría a la práctica mediante el diseño de paneles solares de bajo coste para ayudar a grupos autogestionarios de todo el mundo.
Precisamente unos años después, en el número 1 de RIDAA, publicamos este modelo de paneles solares con la información que nos remitió Vanek.
Otro hito de este proceso fue la Conferencia de París de 1977 organizada por el CICRA, que eran las iniciales francesas del Centro Internacional de Coordinación de Investigaciones sobre la Autogestión, animado por Yvon Bourdet, que también era el inspirador de la Revista "Autogestions", en cuyo Comité Internacional me integré.
En esta enumeración no puedo dejar de citar la Conferencia de Autogestión celebrada en San José de Costa Rica, en junio de 1980, en donde me reencontré con buen número de los amigos de Cornell y también con otros nuevos como el grupo del Consejo Latinoamericano de Autogestión (CLA), surgido en Perú, animado por Santiago Roca, con William Moreno y otros.
Un notable descubrimiento fue el compromiso ideológico del Presidente Rodrigo Carazo, de Costa Rica, que no sólo inauguró la conferencia, sino que estuvo presente en numerosas sesiones. Años después ambos hemos sido asesores de la Confederación Latinoamericana de Cooperativas y Mutuales de Trabajadores (COLACOT), y compartidos momentos de esperanza e ilusión autogestionaria.
En aquella Conferencia hubo numerosos testimonios de entusiasmo contagioso y espíritu fraternal. Quiero evocar, en nombre de tantas otras, el testimonio del padre Alejandro López Tuero, de la Asociación san José, de Choluteca, Honduras, y sus cooperativas que agrupaban a más de dos mil familias. Recuerdo sus palabras respecto a aquellos socios que integraban una comunidad de vida en las que la voz de todos era oída, en contra de esa práctica de personas-herramientas, que se usan y se desechan como en el modelo económico dominante.
La universalidad del espíritu comunitario y comunero es una evidencia que hemos querido reflejar en las páginas de nuestra Revista, desde los Kibutz de Israel hasta las comunidades amerindias, pasando por las auténticas experiencias cooperativas. Y tanto testimonios de pensadores y teóricos que hemos recogido como el del profesor, ya desaparecido, Branko Horvart, Director del Instituto de Estudios Económicos de Zagreb, en la antigua Yugoslavia.
Este entramado de reciprocidad y cooperación nos ha llevado a firmar numerosos convenios con universidades, centros de documentación, municipios, organizaciones sociales y cooperativas autogestionarias que responden a este espíritu. Por esta razón, hemos querido fundar en este momento los premios "Gigante del Espíritu", para reconocer todos los años a alguna figura destacada que elabora pensamiento o vive una experiencia coherente con esta filosofía. Y no sólo figuras destacadas sino también tantos héroes anónimos que han resistido, pese a la hostilidad, en defensa de sus comunidades y su experiencia solidaria de vida. La presencia y la relación intensa con todos ellos nos han reconfortado en momentos de algún desfallecimiento.
Algunos de ellos nos acompañan en este acto o en las páginas recientes de la Revista: Dominique Temple, el antropólogo de la reciprocidad; Jaroslav Vanek, el economista de la participación; Mario Bunge, el filósofo cooperativo; Juan Guillermo Espinosa, el economista autogestionario; Francisco Verano, líder de COLACOT, Carlos Díaz, filósofo del personalismo comunitario; Francisco Parra Luna, sociólogo de la creación de empleo, y tantos otros.
Quiero también hacer mención de forma especial a algunos compañeros desaparecidos que con su generosidad y desprendimiento nos apoyaron desde el principio en los cursos del INAUCO y en que la Revista, como dijo alguno de ellos, fuera un milagro viviente!: José Luis del Arco, el teórico del cooperativismo; Alfonso Gándara, de la Universidad de los Andes, Venezuela; Abraham Guillém, el gran teórico libertario de la economía; Manuel Lizcano, el sociólogo humanista; José Luis Montero de Burgos, teórico de la empresa integral; Rafael Rodríguez Delgado, introductor de la teoría de sistemas en España. Entre los últimos y cuyo eco está más vivo en nuestro interior, el filósofo del derecho Lino Rodríguez Arías-Bustamante, nacido en Béjar, Salamanca, pero afincado en la Universidad de los Andes, Venezuela, y al que rendimos homenaje en este último número 52-53-54, de otoño de 2008 de la Revista, y la más reciente desaparición, el 3 de septiembre de este año, del profesor Enrique Di Carlo que quería estar hoy entre nosotros y desde su Universidad Nacional de Mar del Plata, en Argentina, luchó para instalar en su país el INAUCO Iberoamericano.
A última hora, a este triste censo de compañeros desaparecidos, se suma José Luis Rubio, humanista de los movimientos sociales de América Latina. Espero que todos ellos nos sigan estimulando con su ejemplo y pensamiento También nos acompañan los amigos y patrones de la Fundación FLAPE que ha sido la matriz jurídica del INAUCO y a los que quiero agradecerles su apoyo constante: Bernardo Felipe, Vicente y José Castell.
Siempre hemos tenido el apoyo de jóvenes estudiantes, de discípulos, que se han ido renovando en este largo periplo, aunque algunos son fieles hasta la hora de hoy. El profesor José Luis López González, de la Universidad Autónoma de Madrid y los profesores Vicente Cabedo y José Carlos de Bartolomé, de la Universidad Politécnica de Valencia, son excelentes testimonios.
Durante este tiempo, además de estos 126 convenios que hemos firmado con Universidades y centros de todo el mundo, hemos creado tres colecciones de libros y durante el periodo 1988-2000 impartimos cursos de postgrado en la Universidad Autónoma de Madrid sobre "Economía social y desarrollo alternativo" y "Autonomía, federalismo y participación popular". Curiosamente, por esos fenómenos increíbles que provoca la burocracia, los cursos de postgrados del INAUCO aparecían en la convocatoria oficial de becas para realizar estudios en España, editada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, como la oferta única en el área de economía, por lo que se podía entender que España era un país casi revolucionario pues pretendía imponer un modelo de economía solidaria en el mundo. Por cierto, que los diplomas eran firmados por el Rector de la Universidad Autónoma de Madrid y por mí, como Director del INAUCO, puesto que al INAUCO se le había otorgado la adscripción a esta Universidad
Desde octubre de 2002, y de acuerdo con el Convenio marco que firmamos con el Rector de la UPV, en ese entonces el profesor Justo Nieto, la sede del INAUCO y de su Instituto hermano, el IBEM, se fijó en el campus del camino de Vera de esta Universidad y también se concedió el espacio para sus bibliotecas y hemerotecas. Este apoyo se ha mantenido con el actual Rector, el profesor Juan Juliá. La UPV ha ayudado a editar este libro y también subvenciona nuestra Revista.
A la hora de hacer un balance y en medio de esta crisis mundial tan profunda podríamos atrevernos a decir ¡ya lo decíamos nosotros desde hace treinta años!, pero tal vez prefiero citar las palabras con las que cerraba el “A modo de presentación” de este último número de la Revista: "La noria de la vida que no se detiene hace que se incorporen a nuestra andadura jóvenes valores que ya han escrito y vuelven ahora a escribir en este número como Nahuel Oddone y Leonardo Granato. Ellos son un ejemplo de la continuidad de este espíritu de la mano común y reciprocidad que no muere por más que se le haya querido falsificar y pervertir. El sueño de convivir en comunidad de libres abre camino irrefrenable Pese a todos los obstáculos
Necesitamos, tal vez, la reacción en cadena de tanto entusiasmo e ilusión de experiencias aisladas comunitarias, para provocar el efecto nuclear y multiplicador de la reciprocidad solidaria que introduzca esa nueva lógica en las relaciones humanas en el planeta.
Ahora que se reúnen los responsables de tantos desafueros y catástrofes sociales y económicas, para reconstruir con nuevas palabras y apariencias el mismo orden financiero y económico fundado en la codicia, las desigualdades y los excesos de avaricia que fundan una verdadera “usurocracia” en el mundo, habrá que despertar para gritarles que no queremos más de lo mismo sino algo muy distinto y mejor como se encuentra reflejado en tantos testimonios, ideas y sentimientos de los que nos hemos hecho eco en estos 25 años de la Revista....y 30 años del Instituto".
Valencia, 1 de diciembre de 2008. “
En la 2ª época de la Revista, tras su XXX Aniversario, y en la etapa ya vinculada a la sede del INAUCO en la Universitat Politécnica de Valencia (UPV),tengo que citar y manifestar mi gratitud, a nuevos colaboradores muy valiosos, fundamentales en la continuidad de la Revista: el profesor José Manuel Canales Aliende (Universidad de Alicante), promotor entusiasta de los últimos números de RIDAA, y cosechador de notables colaboraciones, entre ellas, la suya; el profesor Vicent Gimenez Chornet (de la UPV), que asumió la responsabilidad de Secretario del Consejo de Redacción de Ridaa -junto a Vicente Cabedo Mallol- y ha sido su maquetador los últimos años, con gran generosidad; Guillermo Ortíz Cuñat, en su tarea desinteresada y abnegada de mantener vivo nuestro periódico digital “La Hora de Mañana” (www.lahorade.es), y también ordenar y preparar los materiales de cada número de Ridaa para enviarlos a su maquetación definitiva; el profesor Enrique Orduña-Malea (de la UPV), que desde el inicio asumió la coordinación de la edición electrónica de RIDAA (2008), con total altruismo. Ahora que, por motivos profesionales, se ve obligado a dejarlo, damos la bienvenida al profesor Alejandro Rodríguez (UPV), al hacerse cargo de esta tarea e incorporarse a esta legión de altruistas, de la misma índole moral.
He escrito, en otros lugares, que el estudio de las portadas de Ridaa daría lugar a una investigación sobre arte, de gran interés.
Quiero, al menos, rendir testimonio de admiración y gratitud esa gran artista que, en los últimos años, ha elaborado las magníficas imágenes que iluminan nuestras portadas, Adriana Veyrat, y que ilustra la de este número actual. Además de su belleza, ha tenido la intuición de denominarla “sueños de horizonte”. Gracias, Adriana.
Estos aniversarios son unos hitos de nuestra historia: el del XXV aniversario de la Revista y el XXX del INAUCO, inscritos en la 2ª época de Ridaa, el del retorno a Valencia, a la Universitat Politécnica de Valencia (UPV) con mi incorporación, durante el curso 2002-3, como profesor de la Diplomatura de Gestión y Administración Pública (GAP), y ya desde octubre de ese año 2002, por la firma de un Convenio entre el Rector de la UPV, prof. Doctor Justo Nieto – el cual durante casi 20 años marcó una etapa extraordinaria de esta Universidad-, y yo mismo como presidente de la Fundación Libre Académica para la Enseñanza y la Cultura (FLAPE). De la misma eran obras sociales los institutos INAUCO e IBEM (Instituto de Iberoamérica y el Mediterráneo): ello supuso el traslado de las bibliotecas, hemerotecas y del Centro de documentación, de ambos Institutos desde la UAM al campus de Vera del UPV, que, definitivamente, se instalaron en el pabellón 8-K.
Debo decir que los posteriores rectores hasta hoy han renovado ese Convenio ya sea tácita o expresamente y nuestra Revista, en sus portadas, lleva con orgullo, debajo del nombre del INAUCO, el de la Universitat Politécnica de València.
Fruto de esta colaboración debo destacar que la UPV financió y publicó el “Manual de capacitación sobre Economía Solidaria y desarrollo comunitario” (752 páginas), que apareció el año 2011, pero llevó al menos dos años previos de preparación que realizó el INAUCO en colaboración con la Escuela ECOSOL, de la Confederación Latinoamericana de Cooperativas y Mutuales de Trabajadores de América Latina (COLACOT), presidida por el colombiano Francisco Verano, líder campesino, luego sindical y, finalmente, cooperativo y mutualista, hombre notable, al que le otorgamos el Premio Gigante del Espíritu .
Ambos coordinamos esta obra con el apoyo de un grupo de expertos, en especial de Colombia.
En este Manual hay múltiples referencias técnicas a la mejor organización y al funcionamiento de las empresas solidarias y sus partícipes, pero desde el convencimiento de que, más allá de las técnicas, no estamos sólo ante un sistema de organización peculiar, sino ante una concepción de vida que traspasa, con valores culturales y morales, esas comunidades de reciprocidad, y si no formamos cooperativistas mutualistas y otros protagonistas de entidades solidarias, de espíritu y de conciencia, arraigadas en estos valores, no tendremos ni cooperativas ni mutuales, ni cualquier otro tipo de entidades solidarias.
El INAUCO envió, por barco a Cartagena de Indias, un millar de estos Manuales, como donación desinteresada, para que COLACOT, desde Bogotá, los distribuyera gratuitamente por sus redes sociales, para la formación de este sector de la economía social y solidaria y la creación de nuevas entidades de tal carácter.
En este mismo espíritu se encuentra la concesión en este mismo año 2023, al profesor venezolano Dr. Alberto García Müller (véase Noticias), catedrático de la Universidad Pública de los Andes (Mérida, Venezuela) desde hace 50 años, y autor de una monumental “Enciclopedia de Derecho Cooperativo, Mutual y de la Economía Social y solidaria “. Esta obra la revisa y actualiza casi todos los años y la ofrece en abierto y gratuitamente a todas las personas interesadas.
El autor de esta Enciclopedia de enorme valor científico y académico, recibe una pensión de 47 dólares mensuales, del Estado. En NOTICIAS verán también los datos de una campaña internacional para apoyar la continuidad de esta labor, generosa y solidaria del profesor García Müller.
La historia de estos 40 años de Ridaa y 45 del INAUCO, con tantos cientos de colaboradores y de sus artículos, informes y noticias, en Estudios como Experiencias vivas –la metodología de casos, sus éxitos y fracasos, tan aleccionadores- necesitarían un libro, un grueso volumen, pero en este número de la Revista no es posible.
Tal vez debo hacer una excepción y citar el número 78-79, del año 2021, dedicado a la Transición democrática española, a la que califiqué en el A modo de presentación de ese núm. de “una epopeya de nuestro tiempo”, y destaqué el valor, en la historia española, de su espíritu de concordia, reconciliación y consenso, desde posiciones plurales, para alzar el edificio constitucional, abierto a todos.
Supone un contraste penoso con la polarización, la crispación y los enfrentamientos irreductibles de la hora presente.
Debo subrayar que se concedió, a título póstumo, el Premio Gigante del Espíritu de ese año, a D. Adolfo Suárez González, expresidente del gobierno y destacado protagonista y constructor de la obra de la Transición democrática española. En el Museo “Adolfo Suarez y la Transición”, en Cebreros (Ávila), su población natal, se encuentra depositada la escultura de la Paloma, símbolo de este Premio, y la documentación correspondiente.
Este núm., 78-79, con sus 467 páginas, es el volumen más extenso en estos 40 años. Han colaborado en el mismo varios partícipes notables de esa Transición y significativos académicos y profesores. En la pág. web de la Revista (www.ridaa.es) puede verse, en abierto y sin ningún coste, este número, así como los anteriores, a partir del año 2008.
En el presente núm., 81-2023- hemos querido inspirarnos en esos valores para una operación de rescate, irrenunciable, y no acabar a la deriva, sumergidos en el caos, en el pozo de esas imágenes falsas de la inteligencia artificial que quieren sustituir la realidad, y dónde será muy fácil manejarnos a su antojo, por los nuevos dioses enmascarados y manipuladores.
La reflexión sobre valores y principios en esta sociedad cambiante hacia el “rapto global”, es imperativo de supervivencia.
Sin verdad, no seremos libres, sin justicia renunciamos a ser personas, sin espíritu de comunidad- sin perder nuestras autonomías personales-caeremos en esa hiperindividualización de nuestras sociedades, en donde cualquier egoísmo está justificado, si sirve a nuestro placer, incluso la indiferencia ante cualquier injusticia en nuestro entorno, que no vaya a perturbar nuestro bienestar.
Paradójicamente, esta hiperindividualidad no implica conciencias propias y diferentes, sino sumergirse en modas gregarias de comportamientos repetitivos, no conscientes, a beneficio de los manipuladores de tales modas unificadoras y alienantes.
Muy oportunas han sido las recientes críticas a la postmodernidad y a la exaltación del deseo como motivación (Foucault y otros filósofos), o a los comportamientos superegoístas, e incluso despiadados del neoliberalismo más exaltado (Véase, Stuart Jeffries, “Todo, a todas horas, en todas partes”. En la cabecera de la portada aparece la frase “cómo nos hicimos postmodernos” (Taurus ediciones, Madrid, 2023).
Hay que tener en cuenta las circunstancias cambiantes, por descontado, pero existe un asidero ético de núcleos de verdad y justicia, de equilibrio y combinación entre libertad personal y comunidad de convivencia y apoyo mutuo, para una civilización compartida de sujetos éticos en donde hay que disfrutar del trabajo y la obra bien hecha, y respetar el quehacer y vivir de los demás.
Hace 2400 años, el médico griego Hipócrates, ya se autoexigia un juramento de dedicación plena a sus pacientes, de profundo respeto hacia ellos, en su intimidad y confianza, y, en suma, de un deber profesional como una devoción moral.
Siempre he pensado que tal juramento se puede trasladar a todos los oficios y profesiones, y también al comportamiento cívico, de tal forma que del entrecruzamiento de las responsabilidades de todos, de los deberes de todos – como ilusión de las tareas bien hechas- emanarán, de forma natural y espontánea, los derechos de todos y cada uno, respaldados por leyes justas, sin necesidad de mayores enfrentamientos (Antonio Colomer Viadel, “Comunidades y ciudades, constituciones y solidaridades”, Ed. Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2015, Capítulo VI, pp. 129-135).
No caemos en la ingenuidad de que la violencia y la maldad no persistirán, pero fortalezcamos
la conciencia de su negatividad, y la necesaria opción por el bien hacer entre justos, como freno imprescindible.
Valencia, octubre de 2023.