Después
de la caída del muro de Berlín, en 1989, con la implosión de los socialismos
realmente existentes en especial en la Unión Soviética y la aparición de la
globalización económica con el neoliberalismo como expresión dominante, parecía
que la esperanza en una construcción social más solidaria decaía en el mundo.
Sin
embargo, en América Latina y el Caribe, desde la perspectiva de la teología de
la liberación, nacida a principios de los años 1970, se desarrolla en Nuestra
América una conciencia ética del cristianismo mestizo, con valoración de las
fuentes espirituales de los pueblos originarios. Enfrentándose a visiones
opresoras como la doctrina de la seguridad nacional formadora de dictadores
desde la Escuela de las Américas de Estados Unidos que enfrentaba en el mundo
bipolar al socialismo marxista.
Así, en entrevista realizada en febrero 2014, uno de los padres de
la Teología de la Liberación, el peruano Gustavo Gutiérrez, aludiendo al
asesinato del Arzobispo Oscar Romero de El Salvador en 1980 afirma: “En
diciembre de 1987 tuvo lugar una reunión, en Buenos Aires, de los ejércitos de
Canadá hasta Chile y Argentina, del continente. ¿Sabe usted cuál fue el
problema? El peligro de la Teología de la Liberación. ¿Usted escuchó alguna vez
que los ejércitos de Europa se hayan reunido para hablar de la teología de
Rahner o de Congar? Nunca. Nosotros sí. ¿Quién mató a Romero? (Roberto)
d’Aubuisson (Arrieta), un militar que ya está muerto. Pero ese hombre no era de
Iglesia, respondía sólo a sus intereses políticos.” (G.Gutiérrez. LA
STAMPA. 01.09.2014 Gutiérrez: “¿Murió la Teología de la Liberación? No me
invitaron al funeral”)
Luego de
la deslegitimación del capitalismo a partir del colapso de Wall Street de 2008 y en medio del peligro que corre la
humanidad frente a la devastación de la naturaleza, avanza una nueva conciencia
ético política latinoamericana y caribeña dónde se valora el Buen Vivir de la
visión ancestral de los pueblos andinos, la defensa de los derechos humanos y
los de la Madre Tierra, el aporte de los intentos socialistas anteriores,
incluyendo experiencias impulsadas por los jesuitas en los pueblos guaraníes y
las formas democráticas comunitarias.
Desde
la Republica Bolivariana de Venezuela se generan instancias gubernamentales
para impulsar el ecosocialismo.
Para el
teólogo Leonardo Boff el ecosocialismo plantea un nuevo paradigma de civilización capaz de responder al
clamor ecológico. “O nos hacemos socialistas por motivos ético-políticos o
incluso meramente estadísticos, o sufriremos las consecuencias desastrosas de
la insostenibilidad de la Tierra”. (L Boff. Ecología y Socialismo. Agenda
Latinoamericana 2009). Y recuerda al activista Chico Buarque quien unió la
lucha de los pueblos de la selva –indígenas, seringueiros y los sin tierra- con
los ideales universalistas del socialismo. Quería un socialismo ecológico que
hiciese justicia a todos y que continúa
vivo en todos aquellos que no aceptan la destrucción del futuro causada por el
capitalismo globalizado, y que creen que otra Tierra y otra Humanidad mejores
son posibles.