Guido Zuleta
El domingo 26 de octubre, la
sentida conmemoración en Venezuela de los 150 años del nacimiento del médico de
los pobres José Gregorio Hernández, coincidió con el cumpleaños del
recientemente reelecto presidente Evo Morales en Bolivia y el triunfo democrático de la presidenta Dilma
Rousseff en Brasil y de Tabaré Vásquez en Uruguay.
El 27 de octubre, Evo Morales,
anuncia su viaje a Roma, a fin de participar en el Encuentro Mundial de
Movimientos Populares convocado por la Santa Sede. El Vaticano convoca a 100 delegadas y
delegados de movimientos sociales de todos los continentes, desde el lunes 27
al miércoles 29 de octubre para debatir sobre globalización, trabajo, medio
ambiente y sobre todo, la creciente desigualdad social y el aumento de la
exclusión en todo el mundo.
En conferencia televisiva de
1986, el padre de la teología de la liberación, sacerdote peruano Gustavo
Gutiérrez, recientemente reivindicado por el Papa Francisco, luego de largos cuestionamiento
eclesiales, afirmaba aduciendo a una cita bíblica, que en esta hora,con la
irrupción de la conciencia emanada de la espiritualidad liberadora de las
comunidades y movimientos sociales
populares, Dios toca a la puerta en
América Latina y el Caribe. Queda entonces en la decisión de los pueblos
abrirle la puerta y festejar, o dejarlo pasar de largo.
En los triunfos de Evo Morales,
Dilma Rousseff y Tabaré Vásquez, así como en otros procesos similares en este
tiempo, una nueva conciencia popular parece hacerse sentir con fuerza inspirada
en comunidades eclesiales de base, en movimientos sociales populares que se
expresan en movimientos de defensa de derechos humanos, en defensa ecológica,
en defensa de los sin tierra, que entran en diálogo con partidos políticos,
para conformar una base popular de gobiernos responsables. Con políticas de
inclusión social, de respeto a la Madre Tierra, de unidad en la diversidad,
fomentan una integración solidaria con sentido ético, frente a visiones mercantilistas
depredadoras que dañan a la gente y al planeta. Gobiernos no exentos de
errores, de focos de corrupción y de violentas infiltraciones delictuales que,
en la gestión, tienden a frustrar a la población si no se corrigen a tiempo.
En el encuentro aludido, el
Papa Francisco reconoció la lucha de los movimientos de base “que no se
contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas…Vinieron a poner en
presencia de Dios, de la Iglesia, de los pueblos, una realidad muchas veces
silenciada…Tierra, Techo y trabajo, eso por lo que ustedes luchan, son derechos
sagrados…No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias
de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres
dominados e inofensivos”.
En estas elecciones de Bolivia,
Brasil y Uruguay, estos aspectos resultaron clave y la población signada por
esta conciencia ética común parece querer abrirle la puerta a Dios. Superando
desánimos en algunos casos y frustraciones en otros, asume en conjunto, evitar
los cantos de sirena engañosos de la gran propaganda mercantil, para enfrentar errores, manteniendo el rumbo ético
transformador solidario.