“No te comas las semillas con las que has de sembrar la
cosecha de mañana”, así de simple y así de complejo, sobre todo cuando ya nos
hemos comido parte de estas semillas.
En este momento de la historia no existe partido político de
izquierdas o de derechas, empresa, institución, que al hablar de plan,
programa, proyecto o presupuesto no
emplee la palabra “sostenible”, si bien
cada uno lo interpreta a su manera, frecuentemente de forma interesada, quedando
la mayor parte de las veces como un simple adjetivo sin contenido real, pero
que hay que añadir al sustantivo para que la expresión sea políticamente
correcta y mediáticamente vendible.
Desde un punto de vista científico y en el sentido clásico de
la filosofía socrática, los elementos necesarios para la vida en el planeta
Tierra son, aire, agua, tierra y fuego (energía).Estos bienes imprescindibles
son limitados, es decir son bienes económicos, en la gestión racional de estos
bienes limitados esta la supervivencia del
planeta. Los elementos necesarios para la vida, pertenecen a la humanidad y han de cumplir en
primer lugar su papel de mantenimiento
de la vida a la que toda persona tiene derecho por el hecho de serlo. Toda
apropiación de estos bienes en detrimento de su objetivo fundamental debe ser
considerada como un atentado contra la humanidad.
Corresponde a los poderes públicos, a las empresas y a los
ciudadanos la responsabilidad de la gestión racional, transparente, solidaria y
democrática de estos recursos
El crecimiento cuantitativo basado en la esquilmación de los
recursos existentes, o en su explotación irreversible, que impide su
renovación, han hecho aparecer los primeros síntomas preocupantes que afectan a
la viabilidad del modelo de desarrollo y la continuidad de la vida en el
planeta, como son la crisis energética por agotamiento de los combustibles
fósiles, a la vez que el recalentamiento del planeta con su secuela de cambio
climático debido al modelo de desarrollo que estamos viviendo. Por otra parte
estos síntomas no son sino el principio de otros problemas que de una forma
acelerada se van decantando en el proceso de degradación irreversible de
recursos, como son el problema del agua y su calidad, la calidad del aire,
la perdida de fertilidad de suelos , la
desertificación, y la pérdida de biodiversidad que debe ser vista como una
reserva genética y vital de especies vivientes tanto de animales como de
plantas que nos permitirán una mejor adaptación a las condiciones cambiantes
del devenir del planeta.
El cambio climático en sí al igual, que las otras crisis de
recursos que van apareciendo no son el problema que hay que abordar, son las
consecuencias del verdadero problema que es el modelo de desarrollo basado en
la explotación exponencial de recursos que implica su desaparición y/o su
incapacidad de renovación.
Tanto el capitalismo como el marxismo en su planteamiento de
creación de riqueza explotando los
recursos naturales, se han basado fundamentalmente en dos factores de
producción, el capital y el trabajo, siendo su diferencia ideológica el reparto de la
retribución que debe corresponder a cada uno de estos dos factores productivos
en función de la riqueza creada. Pero el modelo ha fallado en ambos sistemas al
haber ignorado en el planteamiento económico inicial un factor determinante, el
agotamiento de los recursos a explotar ya que son limitados .Es suicida pensar
en un crecimiento ilimitado en un mundo con recursos limitado.
El desarrollo sostenible, lleva en si un nuevo paradigma de explotación
de recursos, de entender la economía y
de reparto de la riqueza, es el paso del crecimiento cuantitativo al
crecimiento cualitativo, del cambio del beneficio privado al bienestar publico.
La actual crisis del sistema capitalista nos ha ayudado a profundizar mas en
las contradicciones del mismo que solo encuentra soluciones en la huida hacia
delante.
Todo espacio económico ha de corresponderse con un espacio
político. La actual mundialización económica esta produciendo un mayor numero
de desigualdades y tensiones al no ser regulada por el contrapeso político, de
ahí el interés del capitalismo de minimizar y combatir la función del Estado,
porque sabe que es la única fuerza capaz ser un contrapeso en la acumulación unilateral de riqueza y poner freno a la esquilmación de los
recursos naturales.
Si bien la oficialización del desarrollo sostenible data del
informe Brundtland de 1987, en los últimos veinte años son cado vez más los
estamentos, científicos y políticos que se interesan en su desarrollo.
Actualmente tenemos instrumentos para adaptar nuestro modelo de desarrollo si
verdaderamente queremos establecer un paradigma de mayor bienestar, justicia y
solidaridad. Hemos elaborado conceptos científicos que nos permiten medir la situación
respecto a los recursos naturales y capacidad de desarrollo tal como la:
“Huella
ecológica”que
nos establece la superficie necesaria para producir los recursos consumidos por
una comunidad humana, así como para absorber los residuos que genera.
“Capacidad de carga”de un territorio, que es superficie
productiva real disponible por habitante de ese territorio + el 12% (calculado
para salvaguarda de la biodiversidad y equilibrio ecológico)
Huella hídrica, de un individuo, empresa, o nación es el volumen
total de agua dulce que se utiliza para la producción de los bienes y servicios
consumidos por dicho, individuo, empresa o nación .
Estas herramientas junto con otras como, la Evaluación
de Impacto Ambiental tanto de proyectos, como de planes y programas,
que no son más que instrumentos de programación y planificación integral, permiten analizar la situación en
cada territorio y ya sabemos que en el llamado mundo desarrollado se ha sobrepasado ampliamente la capacidad de
regeneración de los recursos por su explotación irreversible.
Además de estos instrumentos dirigidos a la gestión racional
de los recursos existentes, la actual crisis económica esta estableciendo otra
visión más racional y solidaria de la economía, que complementa y contribuye a
una mejor percepción del desarrollo sostenible en la teoría económica. Estudios
como los premios Nobel de Economía, Stiglitz o Amartya Sen (1) cuestionan
seriamente el modelo de crecimiento actual y los indicadores y parámetros de
medición cuantitativa indiscriminada. Consideran el PIB como un parámetro de
medición de producción sin tener en cuenta la depreciación del capital ni de las recursos empleados en
el proceso productivo, pero no se puede considerar en un sentido intrínseco
como un parámetro de cálculo de la riqueza neta de un país y menos como un
parámetro para medir el bienestar de una nación, pese al constante machaqueo mediático
y político de este parámetro.
En su informe se inclinan por otro tipo de parámetros como
PNN (Producto Nacional Neto) más acorde con una realidad que tiene en cuenta los costes de
depreciación, reposición y degradación que lleva en si el proceso productivo,
el Ingreso Real de las Familias, el reparto de la riqueza en los estratos de la
sociedad, el BEN (Bienestar Económico Neto) donde el ocio, el stress, la
disminución del tiempo de trabajo que permite una vida
social y familiar mas rica, son contabilizados pese a la dificultad en
moneretizar estos factores. A la vez en el informe se cuestiona el modelo
productivo actual basado en internalizar los beneficios de la producción
pasando a la sociedad las externalidades negativas del mismo, lo que falsea el
coste y los beneficios. El informe solo pretende establecer nuevos instrumentos
y parámetros de medición estadística más acordes con la realización de las
personas y las familias, desagregando y explicando los grandes parámetros
macroeconómicos que con un pretexto de medición de riqueza y crecimiento
ocultan la degradación de los recursos, el empobrecimiento del planeta y la
desigualdad en el reparto de la riqueza. Corresponde al mundo político y a la
sociedad establecer nuevos modelos de
desarrollo sobre el análisis de estos parámetros.
Estas reflexiones socio-económicas desencadenadas por la
crisis del capitalismo, pero más acordes con las aspiraciones de realización de la felicidad humana, y más
acordes con una visión de izquierdas, donde la persona prima frente al
beneficio, desarrollan paulatinamente el llamado pilar económico del desarrollo
sostenible, hasta ahora solo enunciado sin por ello haber cambiado un ápice el
modelo vigente para establecer una economía sostenible.
En este fin de 2009 la Cumbre de Copenhague sobre el Cambio
Climático y al renovación de los acuerdos de Kyoto, nos quieren hacer creer que
solucionado este problema todo estará resuelto, cuando la realidad lo que se
debe plantear es el modelo de desarrollo que ha desencadenado el problema del
cambio climático si queremos hacer frente al desafío del futuro.
No obstante, sería conveniente llegar a acuerdos mundiales en
este aspecto, si bien las informaciones fundamentales están mediatizadas en
función de los intereses de los países más desarrollados que producen un 80% de
gases efecto invernadero y el 80% de los efectos nefastos del cambio climático
los soportan los países del Sur.
Algunas estadísticas de la OCDE (2) son fundamentales para
entender las dificultades para, llegar a acuerdos de no replantearse seriamente
la posición de los países desarrollados, que quieren hacer de los países
emergentes los culpables del fenómeno de cambio climático.
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a-emisión mundial en
el caso que todos los países del mundo emitieran el mismo nivel por habitante
que el país de referencia.
b-N° de planetas
tierra que serian necesarios para asimilar las emisiones mundiales en el caso
que todos los países del mundo emitieran al mismo nivel que el país de
referencia.
Como vemos ni la India, ni la China,
ni Brasil, y aún menos otros países menos desarrollados son los causantes del
cambio climático, pretender que estos países no se desarrollen pidiéndoles que
no emitan CO², cuando los países desarrollados llegan a quintuplicar o emitir
diez veces más que los países en vías de desarrollo, resulta como mínimo
injusto. Por otra parte en 2004 existían 3.100 millones de personas de los
países en vías de desarrollo que no tenían acceso a la energía eléctrica.
Solamente una toma de conciencia
coherente sobre el modelo de desarrollo de los países del Norte y su coordinación con los países emergentes y
del Sur podría permitir llegar a compromisos eficaces para atajar con éxito el
problema del cambio climático.
Ante la situación actual y dada
la premura y necesidad de determinadas actuaciones sería irresponsable no
atajar aunque sea con medidas coyunturales los temas acuciantes de la crisis
económica, el cambio climático y el desafío energético, pero lo que sería
imperdonable es que a la vez no se vayan estableciendo las bases de otro
paradigma socio económico, donde el desarrollo sostenible basado en la
distribución justa y solidaria de los recursos y de la riqueza sea la base de
un nuevo orden mundial donde la felicidad del hombre y su realización.
Esta reflexión a nivel general es
válida a nivel regional y local, somos conscientes de que el análisis de los
valores y deficiencias de la Comunidad Valenciana respecto a recursos
energéticos, hidráulicos, naturales, marítimos, intelectuales y culturales nos
permiten ver con realismo un futuro más justo al servicio de todos los
ciudadanos.
Creemos firmemente que el futuro
de la humanidad se juega en un nuevo modelo de desarrollo cualitativo, en un
mejor reparto de la riqueza, en una educación de calidad para todos y en un
sistema social de inclusión de todos los ciudadanos. Sabemos que los recursos
han de cumplir en primer lugar una labor social, que la persona está por encima
del beneficio particular, que la transparencia , la participación, la
democracia , la solidaridad y la ética son los valores con los cuales el ciudadano
se siente participe en un proyecto común. Este tipo de valores son los valores
que siempre ha defendido la izquierda y que tal vez el contexto ultraliberal ha
difuminado, pero siguen siendo los nuestros y los mantendremos.