La gestión política viene
postergando acuerdos y coincidencias básicas que incluyan el común interés de
superar tanto atraso existente en la penosa calidad de vida de demasiados
argentinos, Vg.: servicios públicos esenciales con tarifas justas y razonables,
agua potable, nutrición y cloacas para todos, educación superior e inferior de
calidad, empleo en blanco para todos, seguridad, defensa de la moneda y
estabilidad monetaria, etc., todo lo cual al fin y al cabo es un NO rotundo al
bien común entendido como fin absoluto y limite infranqueable de todo Estado,
poder y funcionario.
Lo cierto es que, entre
nosotros, la política no supo encontrar los medios idóneos más sensibles y
apropiados en orden a superar los problemas más acuciantes de los
ciudadanos-contribuyentes-usuarios y consumidores argentinos. De ello da cuenta
el cinismo en la ralentización de una “agenda
humana” que contemple concretamente la lucha contra la inflación, la
corrupción, la pobreza, el analfabetismo, el hambre, la exclusión, la
degradación ambiental, etc.; al menos para recomponer sus índices e indicadores
a los propios de la presidencia del Dr. Don Arturo H. ILLIA (¿la tortuga?)
La política vernácula (cuyo
costo no se toca ni se ajusta) en treinta y cinco años de gobiernos
democráticos, tampoco supo forjar vínculos más efectivos y dinámicos en pro de
vincular a argentinos, pymes y universidades con oportunidades, innovaciones,
recursos y servicios disponibles, en pos de perforar con palpable movilidad
social ascendente, mucho más que los inhumanos índices de pobreza e indigencia
imperantes.
Entonces es hora de
recuperar y acelerar nuestro desarrollo humano proponiéndonos una cultura de la
satisfacción no solo para ese tercio de conciudadanos argentinos empobrecidos
por la ineficiencia política, por la corrupción, por los enriquecimientos
ilícitos públicos, privados y mixtos (todo ello en el país del pan); sino para
las próximas generaciones.
En nada ayuda para ello la
recurrente carencia de `timming político´ y de transparencia (Aranguren,
Dujovne, Caputo, Triaca & Cía.) de la actual administración nacional según dan
cuenta sus propias defraudaciones seriales de expectativas Vg.: ¡No ajustaremos!, ¡Primer
semestre de 2016`!, ¡Pobreza 0! (rápidamente la bajaremos a un digito), ¡La
inflación no es un problema!, ¡No vamos a devaluar!, ¡Los trabajadores no
pagaran impuesto a las ganancias!, ¡No va a haber ningún adulto mayor en la
pobreza!, ¡Créditos hipotecarios con tasa cero!, etc., etc., etcéteras.
Consecuentemente entre
otras “defecciones”, asombra tanta insensibilidad e indiferencia en materia de
precios y tarifas (Vg., desregulaciones de los combustibles, etc.) como las
supra regulaciones (Vg. tarifazos de gas, de electricidad, de agua potable, de
transporte, de peajes, etc.).
Preconclusivamente, las
desproporcionadas, injustas e irrazonables cargas tarifarias/tributarias
exorbitantes e insoportables como las que se nos pretenden imponer por estos
días, hacen a un conjunto difuso modificable que también desairan el Acuerdo
para un Nuevo Federalismo suscripto entre el presidente Mauricio Macri y los
gobernadores argentinos (salvo el de San Luis). En tal acuerdo se estableció un
esquema de eliminación gradual de la detracción del 15% de la masa de impuestos
coparticipables, que desde 1997 se destinaba al ANSES; pacto que sólo perjudico
a jubilados y pensionados ordinarios dado que
las irracionales tarifas, tasas e impuestos provinciales y municipales
aplicados con posterioridad a la suscripción de tal Consenso Fiscal, son
cuantimenos un desacato federal y un crimen social.
Por último, evidentemente nos dormimos soñando con precipitaciones de dólares, soñando con que somos un país rico; soñando también que trabajarlo/reposicionarlo o no, resulta intrascendente ya que podíamos y podemos –irracionalmente- vivir de un carísimo “fiado internacional”, no solo hipotecando injusta e intergeneracionalmente hasta nuestros nietos, si no ralentizando con toda incertidumbre la realización individual, personal y comunitaria hasta el punto de que la inquietud social que se viene fraguando, podría no necesitar más que una pequeña dosis de provocación política como los tarifazos aludidos para estallar.
Roberto
Fermín Bertossi
Investigador
Cijs / UNC
Experto
CoNEAU / Cooperativismo