En México se
conoce el cooperativismo desde 1873 cuando se organiza en su capital una
cooperativa de profesionales de la sastrería ilustrada en el modelo francés de
las asociaciones obreras de producción surgidas de las ideas de Luis Blanc. Hoy
posee un total estimado de unas 15 mil cooperativas.
Este país se
distingue por sus cajas populares que han sido objeto de reformas legales en
los últimos años con apoyos en reestructuración de movimientos como el
Raiffeisen y el Desjardins. Según el Fideicomiso de Supervisión Auxiliar de
Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo y de Protección a sus Ahorradores
(Focoop), para Sept. 2014, el número de socios del sector era de 6.453.000 en
un total de 692 cajas o cooperativas de ahorro registradas. Una, la Caja Popular Mexicana constituida por 23 cajas que se fusionaron en 1996,
contaba en julio – 2013 con 1.788.756 asociados.
En el sector
industrial resalta la Sociedad Cooperativa Manufacturera de Cemento Portland La
Cruz Azul, S.C.L o simplemente Cooperativa La Cruz Azul, constituida como
empresa privada en el Estado de Hidalgo en 1881 por el inglés Henry Gibbon; con
quiebras y problemas sería objeto de la Ley
de Expropiación por Causa de Utilidad Pública y mediante indemnización, el
29/01/1934 pasó a mano de 192 trabajadores con el nombre de “Sociedad
Cooperativa de Productores” cambiando su denominación a la de "Cooperativa
Manufacturera de Cemento Portland La Cruz Azul, S.C.L.".
Recientes noticias acerca del crecimiento de las
cooperativas de la Ciudad de México resaltan un récord en el primer semestre
2019; efectivamente, con motivo de la Feria de Cooperativas de la Alcaldía
Cuauhtémoc, la directora de Economía Social y Solidaria de la Secretaría del
Trabajo y Fomento al Empleo de la Ciudad de México, Luz María Rodríguez Pérez,
informó que “se han formado en el
gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo 350 nuevas cooperativas en la
primera convocatoria de febrero y 800 en la segunda de junio”. Además, en
la primera etapa se fortalecieron 171 ya existentes y ahora a otras 166”.
Agregó: “Trabajamos
codo acodo en el Cooperativismo con las universidades e instituciones de
enseñanza con mayor experiencia en la materia, también lo hacemos con distintas
áreas de gobierno que pueden aportar a la organización y a la capitalización de
los colectivos, tal es el caso de los Centros Comunitarios Pilares y Fondeso,
sin olvidar por supuesto la invaluable labor de las Alcaldías - entre las que se
destaca Cuauhtémoc como un caso de éxito gracias al gran compromiso que ha
tenido el alcalde Néstor Núñez con el programa”.
Según
ella, este salto pareciera estar inscrito en el precepto constitucional de “generar auto empleo y empleo digno a los
capitalinos” y en la Constitución de la Ciudad de México sobre "la
Ciudad Productiva". Añadió que ellas tendrán éxito porque “hay un impulso por parte del empresariado y
por ello se han establecido convenios con la iniciativa privada y sus
organismos representativos, como Canaco, para abrir oportunidades de relaciones
comerciales que amplíen las posibilidades de posicionamiento de los productos y
servicios que ofrecen las cooperativas”.
Noticias como
esta, proporcionadas además con motivo del Día Internacional del
Cooperativismo, deberían alegrar a todo cooperativista del planeta pero, surgen
al menos cinco interrogantes: 1.- ¿obedece el enraizamiento de esas
cooperativas a las necesidades humanas de sus localidades o a criterios
individualistas de quienes las promueven?; 2.- ¿hasta dónde ese crecimiento de
nuevas y el fortalecimiento de las existentes considera la Identidad
Cooperativa, es decir los rasgos del genuino cooperativismo?; 3.- ¿ese
crecimiento, en aras de su calidad y sostenibilidad, considera en sus procesos
formativos la doble dimensión Asociación – Empresa que toda cooperativa posee?;
4.- ¿el interés del empresariado por impulsar el cooperativismo es sincero u
obedece a presiones gubernamentales y al querer estar bien con el gobierno de
turno?, y 5.- ¿se afianza en un política gubernamental concebida con la
participación activa de los entes de integración del cooperativismo mexicano y
en las experiencias de ellos?.
Reflexiónese
sobre cada aspecto.
1.- Resolver la incógnita “¿cómo
enfrentar problemas?”, es reto permanente de toda persona natural o jurídica en
cualquier rincón del planeta. La pléyade de opciones posibles obliga a quienes
asumen ese reto a diseñar organizaciones apropiadas con base en esfuerzos y
recursos reales y potenciales lo que implica, como toda actividad humana, la aplicación de valores y esfuerzos y
recursos propios en las operaciones, ¡salvo los regale el gobierno u otro
ente!.¿Esas cooperativas están conformadas sobre valores y diseños y planes
operacionales formulados por los potenciales cooperativistas con cifras reales
y creíbles o impulsadas desde arriba por el gobierno local y con recursos
públicos?.
2.- La
Identidad Cooperativa se entiende como el conjunto de rasgos que caracterizan a
las cooperativas y permiten que sus asociados puedan comunicarse
horizontalmente en cualquier rincón del planeta; la Alianza Cooperativa
Internacional (ACI) ha definido qué es una cooperativa y delineado esos rasgos
a lo largo de un siglo: valores y principios, doble dimensión Asociación –
Empresa, no al lucro pero tampoco a las pérdidas, participación hacia la
autogestión en lo posible, arraigo en lo local, intercooperación e integración
para la trascendencia de lo local y la obtención de economías de escala, entre
otros rasgos. ¿Estas cooperativas se alinean con esos rasgos?.
3.- Decía un
cooperativista venezolano, ya fallecido: “antes
de formar cooperativas hay que formar cooperativistas”. Si las cooperativas
gozan de una doble dimensión Asociación – Empresa sus procesos formativos deben
apuntar a ambas de conformidad con el Principio Cooperativo de la Educación,
Capacitación e Información.
Los procesos
formativos son fundamentales y no deben improvisarse; no son cursillos de dos o
tres días de duración, ameritan monitoreo y formación permanente, y deberían
fortalecerse con pasantías en cooperativas similares a las que se constituyen.
Procesos formativos de emprendimientos serios ameritan no menos de seis meses
como lo demuestran las experiencias de las Incubadoras de Cooperativas de las
universidades federales de Brasil. ¿Los procesos formativos adelantados a los
nuevos cooperativistas con apoyos universitarios u otros, poseen esa
experticia?.
4.- No puede negarse que al interior de
la Responsabilidad Social del empresariado existan intereses genuinos por
impulsar cooperativismo bajo la concepción de una complementariedad Economía de
Capital – Economía Social en una relación – Ganar – Ganar. Lamentablemente no
siempre es así ya que numerosos empresarios se valen de “cooperativas” para despedir
trabajadores y luego contratarlos mediante cooperativas en tercerización o
contratan cooperativas constituidas, en ambos casos con el fin de evadir cargas
laborales y tributarias.
Ejemplos sobran. En Colombia fueron numerosas
las Cooperativas de Trabajo Asociado (CTAs) impulsadas por empresarios
inescrupulosos del aceite de palma con esos fines; en Venezuela pasó otro tanto
y no solo por empresarios interesados en congraciarse con el gobierno del
fallecido Chávez sino también por funcionarios públicos buscando lucrase con
“contratos entre amigos”, así florecieron cooperativas falsas y de maletín.
¿Los empresarios que apoyan este proceso conocen qué son las cooperativas y el
movimiento por ellas conformado?. Posiblemente deban también participar en los
procesos formativos de cooperativistas.
5.- A todas luces, poner en marcha
políticas gubernamentales concebidas con el apoyo y la
participación activa de los entes de integración del cooperativismo mexicano
debe ser clave para el éxito del proceso adelantado por la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo de la Ciudad de México.
Ello es así no solo por la experticia de de esos entes sino para facilitar la
intercooperación e integración de las nuevas cooperativas en el movimiento.
Esa
política debe respetar la Autonomía e Independencia del cooperativismo y no
imponer sino apoyar la constitución de cooperativas con bases en el esfuerzo
propio de los asociados y no en dádivas gubernamentales. Debe exigir que toda
propuesta de constitución se base en proyectos socio – económicos formulados
colectivamente y con cálculos financieros suficientes para garantizar el {éxito
del emprendimiento y los pagos de los eventuales financiamientos. Si esto se
hace se estarían sembrando dos árboles con la misma semilla y no matando dos
pájaros de un solo tiro.
En Venezuela,
lamentablemente, tenemos el mejor ejemplo de lo que gobierno alguno no debe
hacer con el cooperativismo, al suscrito le gustaría mostrar esta experiencia
en México. Con el supuesto Socialismo del Siglo XXI, el fallecido Chávez se propuso
impulsar cooperativas desde los círculos bolivarianos, suerte de comités de
base del partido gobernante, e improvisó una “misión” mediante la que logró
cuatro grandes records mundiales para el país: 1.- mayor número de cooperativas constituidas con
413.000 a noviembre 2014; 2.- mayor cementerio de cooperativas al quedar solo
unas 20.000 de las registradas; 3.- mayor número de frustrados con no menos de
2 millones si se considera que el mínimo legal para constituir una es de 5
aspirantes, el promedio es muy superior; y 4.- mayor número de cooperativas
falsas y de maletín.
En ese
escenario tres actores tienen sus cuotas de fracaso: 1.- un gobierno de neto corte militarista - populista con arcas llenas de
fáciles dólares petroleros que a través de misiones como la Ché Guevara compró
conciencias, votos y otros apoyos para mantener su poder sin importarle lo
sustancial del cooperativismo y sin jamás formular una política para el
desarrollo cooperativo y menos para la Economía Social a pesar de la presencia
de ésta en la Constitución Nacional; 2.- los gobernantes y funcionarios
públicos relacionados directamente con el cooperativismo por su obvio y
absoluto desconocimiento de la Identidad Cooperativa y el uso utilitario de las
cooperativas contratadas; y 3.- un movimiento
cooperativo nacional que guardó silencio ante ese desastre y hoy a duras penas
trata de recuperarse.
Las cooperativas que sobreviven y realizan
interesantes impactos son las que existían antes de la llegada del fallecido
Chávez al poder y solo algunas de las “nuevas”. Cebe mencionar la Central
Cooperativa de Lara (Cecosesola) con sus Ferias Familiares y su muy útil
servicio médico; la San José Obrero con sus casi 60.000 asociados en Falcón; La
Florencia en Rubio, Edo. Táchira; Corandes en Tovar, Edo. Mérida; La Pregonera
en Barinas y algunas otras.
Impulsar
procesos cooperativos con financiamientos públicos a fondos vacíos y generando
ciudadanos que vivan de fáciles e impagables dádivas gubernamentales favorecen
bellas estadísticas pero destrozan la credibilidad del cooperativismo.
Improvisar en este campo puede conducir a un populismo generador de ciudadanos
frustrados y a un cooperativismo al que le costará levantar cabeza por frustración
pérdida de credibilidad. Ojalá el proceso iniciado por la Dirección de Economía
Social y Solidaria de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo de la
Ciudad de México prevea no caer en estos extremos.