Posteriormente, en 1994, la reforma de nuestra Constitución Nacional en su artículo 75, inc. 17) estableció: “Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería Jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afecten… ”; y en su inciso 22) la incorporación de tratados y declaraciones de derechos humanos sobre diversidad étnica y cultural de todos los pueblos.
Cuando ese 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón descubrió América, no se trataba de un continente deshabitado sino que en él ya existían desde tribus nómadas hasta grandes civilizaciones como la maya, la mexica y la inca. La presencia previa de todas estas culturas ha sido motivación fundamental para cuestionar hasta qué punto la expresión descubrimiento de América hace justicia a la historia, específicamente por el sometimiento de las poblaciones amerindias al orden militar, político, religioso y cultural occidental.
Este descubrimiento fue un choque violento, de sangre y muerte, el comienzo, de una nueva historia y de una nueva sociedad para América, en cierta manera ´el fin del mundo conocido para “los descubiertos”´. Una historia que se iba a prolongar con otras conquistas para profundizar la colonización española durante más de tres siglos, digamos, “el gran asalto al continente americano” que dio inicio a la mayor tragedia y el más grande saqueo de nuestra América.
Tan es así que actualmente, en el Brasil, las comunidades indígenas están perdiendo su territorio a causa de la agroindustria y la quema en la Amazonía y el Pantanal. El gobierno y el ministro de Medio Ambiente están acabando con las comunidades y los biomas tradicionales con sus discursos coloniales y capitalistas.
Amnistía Internacional, una y otra vez viene denunciando abusos contra pueblos indígenas de América Latina. “Los pueblos originarios de América Latina padecen abusos y sufren "numerosas desigualdades y violaciones a sus derechos en todo el continente"
La organización defensora de los derechos humanos,, ya en Agosto de 2014,, emitió el documento "América, un continente en deuda con los derechos humanos de los pueblos indígenas"
"En el continente americano, los pueblos indígenas sufren de forma desproporcionada pobreza, pago de salarios insuficientes, bajos niveles de educación, reducida esperanza de vida, elevada mortalidad materna e infantil y falta de acceso a saneamiento y agua potable"
Amnistía advirtió asimismo que "a comunidades enteras se les niega el acceso a sus tierras ancestrales, mientras que otras son sometidas a represión violenta y a abusos por manifestarse pacíficamente en demanda de sus derechos humanos".
"A causa de la discriminación histórica, los pueblos indígenas se han visto más excluidos, marginados y apartados de los procesos de toma de decisiones que otros grupos", alertó dicho informe.
Según la organización, las consecuencias de este proceso de exclusión "son más graves para las mujeres indígenas" porque ellas "soportan la doble carga de la opresión de género y discriminación".
Como ejemplo, Amnistía informó que "el 22 de enero la Fiscalía de Lima cerró los casos de más de 2.000 mujeres indígenas y campesinas pobres, a quienes las autoridades estatales esterilizaron sin su consentimiento pleno e informado en la década de 1990"
A todo esto, esperanzadoramente, en el marco del Jubileo de la Tierra a la luz de la encíclica Laudato si’, el papa Francisco este 16 de septiembre, reivindicó a los pueblos indígenas diciendo que todos tenemos una deuda intergeneracional de gratitud incluso de arrepentimiento tanto para reparar el mal que les hemos hecho cuanto el deber de corregir y reequilibrar en lo posible, deficitarias e inhumanas relaciones pendientes con privilegiados créditos aborígenes, ignominiosamente aún pendientes.
La invitación del Papa propone conjugar los conocimientos ancestrales de las culturas milenarias con los nuevos conocimientos técnicos, para que nuestro estilo de vida sea siempre sostenible, para todos.
Resumiendo,, sin demora,, cada País debe cumplir y hacer cumplir “toda” su Constitución, la ley, los derechos humanos y tratados internacionales para no recaer en antropocentrismos desviados y soberbios con recidivas de actitudes metafóricamente antropofágicas hacia los pueblos indígenas; esos tradicionales y mansos poseedores/propietarios comunitarios de sus tierras.
Por último, para el indígena, cuando sus bosques arden y los animales lloran, cuando la tierra sangra y la naturaleza pide ayuda, peor que la crisis sanitaria y medioambiental, es la ambición (insaciable e inescrupulosa) del hombre como la ceguera o complicidad criminal de los gobiernos.
Roberto Fermín Bertossi
Experto CoNEAU/Cooperativismo