Tal como afirmó Jorge Luis Borges “la India ya lo ha pensado todo y en cierto sentido así es “. Juan Arnau siguiendo las enseñanzas de los Upanisad y de la Mitología védica, nos ofrece el panorama amplio y sintético del pensamiento hindú donde “el Ser primordial, reconcentrado y lleno de ardor, inicia mediante la autoinmolación el despliegue de lo manifesto “(p. 17). El pensamiento clásico de la India, como casi toda filosofía, se fundamenta en el Asombro, en la Simpatía, gradual y universal, y en la Libertad como ironía seria, abierta, que deja inconclusas, en manos del Espíritu, algunas creencias y afirmaciones.
Frente al filósofo romano Lucrecio no es la azarosa composición de la materia en sus torbellinos, juego de fuerzas y choques, la que determina la manifestación de los seres en el cosmos, más bien serán los actos virtuosos, configuradores, o viciosos, o destructivos, los que modelen el relieve del puesto de los seres en el cosmos. Siempre arquitectura móvil. El ser predominante en cada época expresa el orden, la dignidad y la vitalidad de los vivientes, ya que se metaboliza por medio de ellos; existe a través de ellos de una forma especial. La sabiduría es cíclica para instruir a los seres, la permanencia de lo fluctuante que tanto inspiró a Nietzsche hace que el tiempo conserve su hálito y su aura que siempre se manifiesta y nunca se agota.
En las narraciones primigenias del pensamiento hindú la energía creativa duerme en un inconsciente global y al desperezarse se va explicitando en lo manifiesto. La belleza y el sentido de la Naturaleza permanecen aletargados hasta que “el deleite y la recreación de la conciencia” (p. 20), les otorgan una razón de ser supletoria. la Naturaleza contemplada alcanza un sentido especial. No se pierden el hombre en la Naturaleza ni la Naturaleza en el hombre. Están en una tensión como marco y energía de la vida. La disciplina del Yoga servirá para procurar una liberación del placer, de la riqueza y del deber, al descubrir los mecanismos de la mente primando lo esencial y oculto frente a lo superficial y pasajero que debe ser desatado por la luz que no se ata a nada. Aquí estamos no lejos de San Juan de la Cruz.
La mente puede ser un peligro para el hombre es parte de la naturaleza y sufre por la torpeza, inquietud e ignorancia, es el espíritu el que atraviesa la mente que ha sido capaz de ordenar la percepción y el intelecto, el que puede apaciguar la diversidad del mundo y de las experiencias humanas. En el budismo la mente se disipa al morir o” se proyecta en otro” (p. 281), para Vyasa ( s. VI. a. C. ) la mente perdura en su identidad peculiar y mudable “ a lo largo de las diversas reencarnaciones”. El hinduismo representa un cierto clasicismo frente a la difusión del ser indeterminado. Abhinavaguta ( s. X d. C.) rechazará el idealismo y el realismo proponiendo una conciencia suprema que se puede experimentar más que pensar, expresar o imaginar. “La diferencia entre el sí mismo y un espejo es que éste no refleja nada en la oscuridad, mientras que aquél sí puede hacerlo porque goza de luminosidad propia.” (p. 525). Sacrificio de Siva, autolimitación o juego de los dioses, son presupuesto para que, en el mundo védico, “lo limitado y condicionado tenga la oportunidad de alcanzar lo incondicionado.” (p. 528).
LUIS FERNANDO TORRES VICENTE. ZARAGOZA, AGOSTO DE 2022.