550 AÑOS DE LA CORONACIÒN DE ISABEL LA CATÓLICA
Mujer excepcional de la Historia universal
Luis Tomás Zapater Espí
Dr. En Derecho constitucional y Ciencia Política
¨Por ella fue librada Castilla de ladrones y robadores y bandos y salteadores de los caminos, de lo cual era llena cuando comenzó a reinar... En el cual tiempo fue en España la mayor empinación, triunfo y honra y prosperidad que nunca España tuvo después de convertida a la fe católica, ni antes. La cual prosperidad alcanzó por el precioso matrimonio del rey don Fernando y de la reina doña Isabel, por lo cual se juntaron tanta multitud de reinos y señoríos como dice el dicho su título, los que trajeron al matrimonio y los que ellos ganaron, mediante Dios que siempre les ayudó. Y así fueron infinitamente poderosos, y floreció por ellos España infinitamente en su tiempo, y fue en mucha paz y concordia y justicia. Y ellos fueron los más altos y poderosos que nunca en ellos fueron reyes... Así España fue en tiempo de estos bienaventurados rey y reina don Fernando y doña Isabel, durante el tiempo de su matrimonio, más triunfante y sublimada, poderosa, temida y honrada que nunca fue. Así, de esta muy noble y bienaventurada reina vivirá su fama por siempre. ¨[1] |
(Bernáldez) |
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Se cumplen en este mes de diciembre de 2024 (en concreto se cumplió el pasado 13) la autoproclamación de Isabel (que sería llamada posteriormente la Católica),[2] como reina de Castilla en el impresionante y majestuoso Alcázar de Segovia. En un país con orgullo de su propia historia (que no es el caso de España), las autoridades nacionales y regionales habrían puesto de manifiesto este evento, que ha pasado desapercibido al ser los actuales representantes del gobierno de la Nación todo lo opuesto, por su labor de socavamiento y destrucción consciente de los valores y principios que forjaron España, consecuencia de su felonía y su traición.
[1] Ladero Quesada, Miguel A., ¨Isabel la Católica vista por sus Contemporáneos ¨Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/isabel-la-catlica-vista-por-sus-contemporneos-0/html/007f7fcc-82b2-11df-acc7-002185ce6064_2.html
[2] Título que recibió la reina Isabel, al igual que su esposo el rey Fernando, por Decreto del Papa valenciano Alejandro VI, que premió a estos monarcas por su labor incansable a favor de la Cristiandad.
Isabel la Católica, además de ser la reina más sobresaliente de toda la historia de España, ha sido la jefa de Estado que más ha llevado a España a la cima de su poder con proyección universal. Nacida en Madrigal de las Altas Torres, el 22 de abril de 1451, Isabel heredó una Castilla fragmentada por las rivalidades entre los nobles, con una monarquía debilitada por un poder feudal acentuado, ante la incompetencia y debilidad del rey Enrique IV, en un ambiente de gran descontento social, tanto por los abusos nobiliarios, -que se aprovechaban de la debilidad del monarca para imponer sus normas particulares arbitrarias-, como por la creciente inseguridad en villas, caminos y haciendas rurales, muchas veces provocada por los mismos nobles, que obtenían fuertes ingresos (e incluso hacían suyos como esclavos laborales y esclavas sexuales a algunos de sus vasallos), a base de proteger al crimen organizado e imponer cargas y exacciones ilegales a la población. El sur de España todavía estaba en manos del islam, ocupando el reino de Granada las actuales provincias de Granada, Málaga y Almería. Portugal ya hacía tiempo que llevaba una existencia al margen y en oposición a Castilla, y mientras el reino de Navarra languidecía, el de Aragón sufría también graves conflictos de orden público por las rebeliones campesinas ante los malos usos de los aristócratas aragoneses y catalanes. En aquel último tercio del siglo XV, en la Península Ibérica solo prosperaba el Reino de Valencia, dominando su tráfico mercantil el Mediterráneo. En resumen, Isabel recibe una España desmembrada y con graves conflictos internos en el momento de su Coronación. Nadie podía imaginar que 20 años más tarde nacería una España nueva que llevaría la dirección de los asuntos del mundo, gracias, sobre todo, a su tremenda entrega y espíritu de sacrificio, no solo por Castilla en particular, sino por el resto de las Españas en general.
El hecho de que en el plano político no pudieran ir las cosas peor era en buena medida resultado de que los dos últimos reyes de Castilla, los Trastámara Juan II y Enrique IV, fueron soberanos pusilánimes que no supieron o no quisieron gobernar.
Isabel fue una mujer que llamó la atención desde niña por sus soñadores y somnolientos ojos verde azulados, hermosa cabellera rubia y extraordinaria palidez de su piel. Era discreta, constante, trabajadora, devota, enérgica y valiente, virtudes que cultivó desde su más temprana edad.
Isabel era hija de Juan II de Castilla y de su segunda esposa, Isabel de Portugal; compartía con el rey Enrique IV el padre, pero no la madre. El matrimonio de Isabel con el heredero al trono de Aragón, el Príncipe Don Fernando, hubo de celebrarse en secreto por no contar con la aprobación del rey castellano y de una parte de la nobleza, y al ser primos contó con dispensa papal.
Enrique IV y parte de la nobleza castellana más poderosa preferían casar a Isabel con Alfonso VI de Portugal, pero desde su niñez Isabel demostró no ser una mujer sumisa, y se rebeló frente al poder establecido de su hermanastro para casarse con quien consideró el mejor partido para ella y para Castilla. La unión personal celebrada entre el futuro rey de Aragón e Isabel en 1469 anticipaba la unión real y progresiva entrambas coronas, y aunque en principio no se unificaron los reinos, se inició de facto un camino imparable hacia la fusión de leyes, instituciones, costumbres y ejércitos que se materializaría plenamente en el siglo XVI.
Demostrando ser una mujer de extraordinario valor a la muerte del rey Enrique IV, Isabel mandó ondear su pendón en el Alcázar de Segovia, sede de la monarquía castellana, para indicar a toda la nobleza castellana que ella se autoproclamaba reina sin esperar, como hicieron monarcas anteriores, a obtener el beneplácito de la alta nobleza, de manera que ella cortó con la mala costumbre de los Reyes predecesores de pedir apoyo en su coronación a los nobles más poderosos a cambio de favores personales, lo que daba lugar a que la Monarquía naciera débil e hipotecada políticamente desde el primer día del reinado. Igualmente, Isabel daba un mensaje indirecto de que tenían que aceptarla como reina, y que de no hacerlo así, se enfrentarían al poder político del Estado que ella representaba, (en sentido weberiano) 3, y que se materializó en su victoria en la famosa batalla de Toro (1 de marzo de 1476), contra los partidarios de su hermanastra Juana, -la llamada Beltraneja-, y que dio lugar a su triunfo definitivo, magníficamente resumido por su esposo consorte con la frase: ¨Haced cuenta de que esta noche Nuestro Señor os ha dado toda Castilla¨, que certificaba el final de la guerra civil nobiliaria que había enfrentado, de un lado, a la nobleza castellana partidaria de Isabel apoyada por el rey de Aragón, y, de otra, a la nobleza castellana partidaria de Juana apoyada por el rey de Portugal.
Su entrega, abnegación y compromiso con su esposo no le impidieron enfrentarse a él cuando entendía que su política no era justa o adecuada, como cuando salió al paso de Fernando para parar la pretensión del monarca consorte aragonés de proclamarse rey de Castilla, queriendo concentrar él todo el poder, al querer aplicar la ley sálica aragonesa, de naturaleza machista por excluir a las mujeres del Trono, aprovechando su acceso a la corona de Castilla por medio de su desposorio con ella, y pretextando ser descendiente directo de los Trastámara, la casa real que había regido Castilla.
Asimismo, enterada del fallecimiento del Gran Maestre de la Orden de Santiago en 1476, demostró más valor que la mayoría de los reyes al cabalgar tres días y tres noches estando embarazada, hasta llegar al castillo, sede de la orden militar, para solicitar el mando de la misma como nuevo Gran Maestre a su esposo Fernando, iniciando el camino del control de las órdenes militares por la Corona, que eran un verdadero ¨Estado dentro del Estado¨, al contar con extensísimas propiedades agrarias, castillos, fortalezas y ejércitos, con cientos de miles de campesinos sometidos a su vasallaje.
En compañía de Fernando, tomó parte en la década de 1482-1492 en la campaña de la Guerra de Granada, con sus altibajos, hasta el triunfo final de 2 de enero de 1492, cuando tomaba las manos de la ciudad del último soberano
[3] Entendiendo al Estado como criatura política que detenta el monopolio exclusivo del uso de la fuerza, como afirmó el sociólogo y politólogo alemán.
musulmán, Boabdil, poniendo punto final a la larguísima epopeya de la Reconquista española, que duró 770 años (722-1492).
Ese mismo año apoyaría la larga expedición de Colón a las Indias, y la gramática española de Antonio de Nebrija, que marcó el nacimiento del español como lengua universal.
Oponiéndose a su esposo, que confiando en acertados conocimientos geográficos y astronómicos afirmaba que Colón estaba errado en el tamaño del globo terráqueo, la intuición femenina de Isabel ganó, propiciando la llegada de España a la gran empresa de las Américas, al tratarse el Cipango al que pensó haber llegado el navegante genovés de origen sefardí, en realidad, un nuevo continente, al que Isabel no pretendía esclavizar ni saquear, sino incorporar a la Corona por medio de la evangelización, dejando en su testamento político el deseo hecho orden de que los indígenas fueran tratados como súbditos de la Corona, lo que explica el ataque de ira no contenida que tuvo cuando Colón le presentó ante la Corte a un grupo de indígenas cautivos y esclavizados.
Con su labor al impulsar las primeras leyes de Indias y sabios consejos a tener en cuenta en las tierras descubiertas, Isabel es más que un ejemplo de la Hispanidad, es la esencia de la Hispanidad misma en forma de soberana y mujer. Su reinado cambió el destino de millones de personas a ambos lados del Atlántico.
Isabel fue la fundadora del primer Estado moderno del mundo, la España de los Reyes Católicos, con su reforma ejemplar, que sería copiada por las demás monarquías europeas, por medio de la reordenación administrativa, centralizando el poder en instituciones dependientes de los monarcas, suprimiendo privilegios fiscales a la Alta nobleza y al Alto Clero, estableciendo la primera policía moderna de la historia (la Santa Hermandad, precursora de la Guardia Civil hasta en el color verde de sus uniformes), que erradicó por la fuerza de las armas la criminalidad organizada protegida por nobles malvados por medio de castigos públicos brutales y ejemplarizantes, que harían parecer un niño a Bukele; fundando la Administración de Hacienda sobre bases racionales bajo los valores de proporcionalidad y progresividad, nacionalizando el clero, fomentando las obras públicas y la educación superior, organizando el primer ejército moderno de la Historia por medio de nuevas armas (artillería) y cuerpos (Intendencia, Veterinaria y Sanidad militar), y estableciendo las bases, no solo de la identidad nacional, sino del nacionalismo español mismo, basado en los valores del catolicismo y la lucha contra el francés o el turco, para lo cual establecieron obras públicas exponentes de propaganda de su política, que realzaran ante la población su poder.
En memoria de su grandioso reinado, el Confesor de la Reyna Andrés Bernal dejó este recordatorio:
¨(…) se había llegado a una nueva etapa de la historia caracterizada por el orden, la paz social, la eficacia el respeto a las leyes y el prestigio de la monarquía, en contraposición a los reinados anteriores…¨[4]¨
¿Por qué esta mujer soberana, que hizo por la Iglesia Católica mucho más que diez Papas juntos, no ha sido proclamada Santa? Como dice mi buen amigo mexicano Miguel Salinas, ejemplo del catolicismo militante con su libro Iglesia Perseguida, Iglesia Verdadera (2016), el sector progresista que controla hoy el Vaticano, ha impedido de manera reiterada que dicha canonización prospere, pues no le perdonan el Decreto de Expulsión de 1492.[2]Pero la historia, que no está totalmente abandonada a la mano de Dios, cuya presencia se va a acentuar para poner en su sitio a los acontecimientos humanos en estos tiempos apocalípticos, estoy seguro de que hará justicia, y finalmente será colocada en la cima de los altares, como se merece
(4] La España de los Reyes Católicos en Memoria de España, YouTube (´´https://www.youtube.com/watch?v=2m_9B2PxIOo´ (minutos 00:01´:21´ a 00:01:36).
[5] Esta medida tan drástica fue una solución extrema para tratar de solucionar un problema de orden público muy grave, y se dio para proteger a la población sefardita de las iras populares, causantes de pogromos con varios cientos de muertos en aquélla época, porque pese a la creación de la Santa Hermandad no se podía colocar a un policía por cada casa de miembros de esa religión, de manera que el dilema de la conversión o la expulsión fue el mal menor ante una situación altamente explosiva ante el peligro de exterminio a toda la comunidad judía española.