En nuestras vidas, en cada espacio tiempo, en cada UTERO, en cada PARTO Y EN CADA NACIMIENTO, resurge la conciencia-existencia social de las personas y existe una estación y un tren que esta partiendo, para cumplir con su recorrido hacia la eternidad. Su paciencia, su terquedad, su marcha y su velocidad, no depende de nosotros. Es un dictado biológico en el escenario de la biodiversidad, con un lenguaje de la naturaleza, un pestañeo del Universo, asociado al mundo de la cultura humana. Es que la natural y lo cultural, se asocian, para destellar el alma humana.
Con terremotos, incertidumbres, o tiempos azulados, en cada alba y en cada ocaso, un tren siempre esta partiendo, desafiando lo permitido, con cierta quietud, impaciencia o nuestro propio movimiento. Tiene ritmo SUBVERSIVO.
Es como si un big bang lo impulsara. Siempre estamos cruzando el umbral de la vida; y la muerte anhelante, siempre está aguardando, mientras los pasajeros, en cada estación de la vida, cada mujer y cada hombre, con sus hijos de hoy y del mañana, eludiendo todas las patrañas, esperan llegue la hora de la partida.
Al iniciar su marcha, es inevitable que parta hacia un mañana desconocido, sin horario y sin aduana. Se lleva todo el peso de nuestras miradas, de nuestro silencio, de nuestras palabras aun no pronunciadas y de nuestro gesto ensimismado.
En cada partida de un nuevo tren, algo será inevitable: Nunca sabremos la estación final, pero el viaje será al mismo tiempo, taciturno e inolvidable, con unas mariposas muy despiertas y azaleas muy coloridas, que, entre el bien y el mal, con las tristezas y las alegrías, y sin olvido, nos acompañará, sin miramientos, durante todo el incierto recorrido. Así irá surgiendo amistades, amoríos, tentaciones y hasta lo prohibido.
Tenemos una sed insaciable de experimentarlo.
Y entonces, nuestro cerebro con su inteligencia múltiple, fogueando lo volitivo, cognitivo y lo emocional, nuestro corazón y toda la amalgama de nuestras redes neuronales y emocionales, como la dulzura, lo amargo y lo agridulce, se convierten en cómplices de nuestro destino, siempre insatisfecho, buscador de nuevas travesías, picardías, amores eternos y nuevas tentaciones.
A lo largo del camino, van apareciendo lo atrayente, lo cautivante, lo inesperado y lo no deseable, por su vínculo con la negación de la verdad. Y la verdad es el único dueño del tiempo.
Una interrogante siempre inquisidora, es averiguar quién conduce nuestro tren. ¿Será alguien confiable o detestable?
Divagando en cada vagón, como por arte de magia, nos interrogamos durante todo el camino, y ninguna respuesta podrá ser la definitiva.
Una evidencia resalta, que siempre nos acompaña un misterio insondable, que ni la razón nuestra ni la intuición femenina, podrá descifrar, y que, en cada estación, renovará el sentido de la energía que estalla en nuestro interior, como un fogón que se prende y se apaga, atormentando y seduciendo nuestra conciencia y nuestra existencia social, que siempre conviven y divagan conjuntamente.
Conciencia y existencia social son inseparables. Nos acompaña siempre en cada tren que embarcamos, sin saber nunca, si estamos viajando en primera, segunda o tercera clase, sabiendo que la desigualdad y la injusticia social, nos atormenta.
Es entonces, que nos vamos descubriendo por dentro y por fuera: MUJER Y HOMBRE, SOMOS SERES VULNERABLES,INTRÉPIDOS Y PASAJEROS DE LA ETERNIDAD. SOMOS SERES MIGRANTES-REFUGIADOS, no siempre dignos y sujetos de derechos y obligaciones, que se le niega a los pobres.
No siempre sabemos de donde venimos y a donde queremos llegar. Pero nos afanamos con tesón en seguir el viaje. Existe una disputa sobre nuestra vida entre la tierra y el cielo. Pareciera que simplemente, somos pasajeros etiquetados con un arquetipo, sin tarjeta de crédito ni de débito. Por eso, en la existencia social, en esta realidad, somos DEUDORES EMPEDERNIDOS.
Es que nos han otorgado simples tarjetas de débito sin el fondo correspondiente.
Nuestro tren, desde la partida, nos llama la atención, juega con nosotros. Nos zarandea, nos lleva o nos deja, más allá de nuestra voluntad. Por eso, nuestras querencias, nuestros símbolos, hasta nuestras incertidumbres, a veces, quedan por el camino, sin poder descifrar en qué vagón-estación muy incierta, podremos descender. Solamente nuestras convicciones y nuestra terquedad, cruza el Rubicón, para afirmar el avance posible, hacia nuestro incierto punto de llegada. Pero la llegada es inevitable, sin la certeza de conocer donde estaremos aterrizando, pero una planicie, con sus siete colinas, o una rara montaña, nos aguarda.
En los andenes del tren en que nos hemos embarcado, la concupiscencia y la virtualidad, se disputan los mejores asientos y van encadenando nuestros deseos y pasiones atinadas y desatinadas, en un ritmo al mismo tiempo armonioso y contradictorio, ya que todos nuestros planes y cavilaciones, nuestras sublimaciones y querencias, casi siempre atormentada y agridulce, que sin visa y sin pasaporte, va pautando lo que somos, lo que sentimos, lo que soñamos, lo que vamos haciendo y recreando. Así es como afirmamos nuestros sueños, ya que sin sueños y proyectos,no se puede vivir. Es nuestra identidad y nuestro PROYECTO – HISTORICO POLITICO-ESTRATEGICO.
El crear y recrear, nos viene de la familia y de la escuela, al que nosotros agregamos nuestras chispas personales, trabajadas con tesón, en cada esquina del alma, en cada callejón del corazón.
Cerebro-fortaleza física y espiritual, es lo que somos.
Lo que en esta vida ponderamos, aceptamos y rechazamos, y lo qué de una manera muy singular, lo que deseamos, lo que imaginamos y creamos, lo que apasionadamente queremos y cristalinamente amamos, pareciera que siempre se nos escapa de las manos. Vivimos con cierta nostalgia y con cierto apasionamiento atemporal-aespacial.
Nuestra vida, semeja a la máquina conductora y a los vagones del tren. Van sorteando caminos y llevando y dejando las cargas, casi en anonimato.
Entre pasamanos y trasiegos tempraneros, o en plena obscuridad, en nuestro tren, van estallando lo que profundamente anhelamos, y entonces, se asoma un nuevo misterio: En nuestro tren, van desfilando los aciertos, los errores, los desengaños y los segundos maravillosos, que nunca tendrán explicación, pero que la palpitamos y atesoramos.
Así, descubrimos que existe, muy en nuestro interior, un AMOR Y DESAMOR fluctuante, que nos acompaña siempre, y que no siempre la sabemos guardar en las papilas gustativas, en los ardores de los atardeceres, en el anochecer y en las reconditeces del alma humana. Pero burbujea siempre, como un gusanillo despierto.
No tengamos miedo de sus certezas y sinsabores!!!
No tengamos miedo, en ir descubriendo el verdadero sabor de la vida, sus grandezas y sus contradicciones aparentes, experimentarlo y de seguir hasta la estación final. Vivimos una sola vez y no existe el tren de regreso. Pero en el sistema solar nos dicen, en voz del Inspector principal, que el tren posee una energía cuasi espiritual, y que pudiera darse la resurrección o la reencarnación. La fuerza de atracción de la gravedad universal, podrá descifrarlo.
Vivimos atando y desatando vínculos familiares,y las amistades surgen a lo largo del camino, a veces de forma inesperada y hasta sorpresiva, ya que la sorpresa y la amistad, marca nuestro destino.
Aprendamos a convivir con nuestros trenes ocasionales, con mayor o menor intensidad, aprendiendo de los arroyos serenosos, más que de los ríos tempestuosos y de las montañas desafiantes, a surcar las curvaturas del terreno y recorrer las orillas de nuestras sinuosidades, con la firmeza, dudas, desencantos y aciertos que nos caracteriza, en cada nueva aventura de nuestro recorrido, experimentando de todo lo posible, en el tren en que nos hemos embarcado.
En ese trajín de mucha intensidad, en nuestro tren, que sintetiza el pasado, el presente y el futuro, desde la antigüedad o del medio-evo o ya republicano modernizante, vamos surcando los carriles y cruzando los puentes, que nuestro propio destino ha construido en nuestra imaginación y camino azaroso, a veces turbulento, hasta burbujeante, pero siempre atrayente, interesante, hasta encantador, o neutralizante y negador.
Los guardias del tren, nos va indicando, que esta en juego en cada momento de nuestras vidas, en cada estación del viaje, una lejanía y cercanía con nuestros propósitos originales, con un DIOS o LA NADA, que estalla en nuestro interior y que debemos saber descifrar, para evitar apasionamientos desacertados o querencias inciertas. Pero hay algo imborrable: Jesús marcó nuestro destino.
Por eso, nuestra tozudez, tiene verticalidad y horizontalidad, que nadie puede captarla en toda su implicancia, intencionalidad y profundidad.
EL “AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS
COMO YO OS HE AMADO”, va purificando los destellos de nuestro tren en marcha.
Es cuando nos preguntamos: ¿Quién puede definir quienes verdaderamente somos, en este valle de tantos desafíos, para el que nos destinan sin contar con nuestra previa aprobacion?. No olvidemos: EL YO ES PLURAL y EL DESTINO ES INCIERTO, ARROPANDO LA INCERTIDUMBRE, POR LO QUE SOLAMENTE LA FE Y LA ESPERANZA PUEDE SOLAZARNOS!
Todo esto y mucho más, es necesario saberlo hasta intuitivamente, antes de embarcarnos en el tren que estará partiendo: ya que nosotros no escogemos, ni la partida ni la llegada.
De ella se encarga, una energía también amorosa, con un HUMANISMO INTEGRAL que lo inspira, lo anima y va creando las condiciones objetivas y subjetivas para asumirlo a plenitud, durante todo el viaje del tren, que debemos asumirlo como seres humanos, como mujer, como hombre, como niño-niña – adolescente o abuela – abuelo.
Todo esto, marca nuestra vida, y nunca, puede ser olvidada en nuestro planeta-tierra y en todo el Universo, casi indescifrable!!!.
¿Acaso no pertenecemos también al mundo de lo desconocido, de lo turbulento, de lo ignoto…
La estrella de Belén pareciera que nos ilumina.
Es entonces, que nuestras divagancias, se pasean por nuestros sentidos, acarician nuestros órganos vitales, sonrojando nuestros rostros y cimbroneando todo nuestro cuerpo. Nuestra piel reacciona y teatraliza todo, como si fuéramos actores de una comedia especial, actuando en las dimensiones del norte, del sur, del este y del oeste
Nuestro rostro, nuestras miradas, nuestros labios, nuestro tórax, nuestro hígado, nuestros intestinos y hasta nuestra sexualidad, acompasadamente se plantean, la razón de ser de nuestras vidas y la enorme responsabilidad de garantizar, la continuidad de la especie humana. Somos efectivamente responsables de la continuidad de la vida de toda la especie humana.
Nuestro tren es también portador de la vida, entre el pasado, el presente y el futuro.
Ante la crisis global y los cambios inusitados que se producen a diario, debemos garantizar que nuestro tren tenga la continuidad necesaria y los correspondientes viajeros de cada siglo.
Debemos, sin embargo, preservar la continuidad de la biología-biodiversidad en todo el escenario del planeta, ya que sólo la dimensión del cambio climático, más la conspiración de ultratumba, puede definirlo.
Debe ser por eso que, en la vida, no muere nunca un ardor juvenil y una pasión afiebrada, acechando el gusto, el propio tormento y el posible festín.
Siempre vivimos imaginando los festines de la vida, ya que nos animan la relación de parejas, la presencia de los hijos, de los nietos-nietas-tataranietas, etc. y las amistades sociales, que significa la continuidad de la especie humana.
El ALBA y el OCASO, representan misteriosamente, los extremos de nuestro despertar y dormitar, sin saber nunca, hasta donde y hasta cuando, seguirá amaneciendo u obscureciendo, sabiendo desde la eternidad, que cada nuevo día, va avanzando y lentamente, pausadamente, muriendo-muriendo- renaciendo-renaciendo y hasta tentando...
En todo caso, existe una marcha silenciosa, en plena nocturnidad, momento especial en que todos nos reencontramos para lo sublime, para volver a abrazarnos. Podría ser, la parada final de nuestro tren, insaciable de marchar siempre.
El TREN DE LA VIDA, podrá llevarnos, siempre marchando hacia la eternidad, donde se encuentra con la materia y la energía, que se transmutan, ya que son intercambiables, pero no podrá decirnos, en que Estación desembarcaremos, en que estación nos abandonará definitivamente y si será generoso al registrarnos y recordarnos u olvidarnos para siempre.
Inevitablemente, nos podemos preguntar:
¿Hasta dónde marcharemos y descenderemos…
¿Sera en la hora nona…
Sera en el destiempo…
Sera en el apocalipsis…
Sera cuando reaparezca el alba, sin la perturbación del ocaso…o cuando nuestro amigo la muerte, tome su decisión muy planificada…o desatinada?
Algo siempre aprendemos, gracias a nuestro cerebro y a nuestros antepasados. El pasado, el presente y el futuro, es dueño de nuestra vida y ha pagado nuestro pasaje. Nuestra batalla principal siempre se da entre el ALBA Y EL OCASO, en un despertar misterioso, y en un dormitar siempre incierto, pero muy tentador…
Todo ocaso tiene al final un lenguaje opaco:
QUE LOS MUERTOS ENTIERREN A SUS MUERTOS.
Y entonces, cuál es el papel de los vivos…
En cada ALBA, siempre surgen los momentos especiales, las caricias oportunas, ancestrales, tanto por una cierta ironía, como por su sonrisa amorosa, juguetona, representando lo maravilloso que es la vida, por su cortedad que lo sublima y hasta pretendiendo burlarse de la eternidad.
Solo nuestra galaxia puede vivir millones de años.
El ocaso se encarga siempre, de guardar lo que queda de nuestra intuición y de las huellas dactilares, que se graban en nuestras palpitaciones, pudiendo así, proporcionar al cerebro, a cada partícula de nuestra inteligencia múltiple, a nuestro corazón y a todo nuestro ser, las pulsiones y las estaciones que hemos recorrido, los aciertos que hemos logrado y los errores que hemos cometido, permitiendo a la memoria, vigilante del cerebro, registrarlo y si es posible, guardarlo para siempre, sabiendo que también olvidara las obstinaciones y los descarrilamientos, que como una cruz, nos acompañan. Siempre existe un posible sacrificio de expiación, como un profundo anhelo de salvación.
Pero nos llevaremos en las huellas dactilares, en el talón de Aquiles y en las fibras musculares, a la tumba del odio con todos sus vericuetos, nuestros propios desaciertos y nuestros disfrutes especiales y sobre todo, en oposición, nos guardaremos para siempre, el beso de nuestros padres, de nuestra amada-o, con el sabor especial de las relaciones sexuales y el AMOR DE NUESTROS HIJOS-HIJAS Y NUESTROS NIETOS-BISNIETOS…ETC-
La batalla entre el odio y el amor, la gana EL AMOR HASTA CON LA CRUZ U OTRO SIMBOLO A CUESTA.
La vida esta hecha, para sortear el mundo de lo desconocido y amamantar los misterios del destino humano.
En cada tren, vamos aprendiendo, que sin vida, no hay vida humana.
Es por ello, que será siempre difícil, comprender y entender, por que alguien, clandestinamente, penetra en nuestro interior y hace vibrar traviesa y amorosamente, nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro, que es más que una ilusión-pasión y enternecimiento vital.
En cada tren, la tentación, siempre está presente!
Alguien se moviliza en nuestros costales…no viajamos solos y sonreímos juntos.
Es la otra o el otro viajero, que se montó en el mismo tren y que puede ser hasta una inteligencia artificial – AI -, instalado en nuestro cerebro.
ASI, redescubrimos una verdad simple: mientras divagamos, sobre EL BIEN Y EL MAL,LO OPORTUNO E INOPORTUNO, UN TREN SIEMPRE ESTARA PARTIENDO, Y SI NOSOTROS NO LA OCUPAMOS YA, LOS ASIENTOS PERTENECERAN A NUESTROS HIJOS, A NUESTROS NIETOS Y A NUESTROS TATARANIETOS …
ES LA UNICA MANERA, DE INTENTAR DESCIFRAR, LA RAZON DE SER, DE NUESTRO VIAJE EN EL TREN INDICADO, QUE NOS CONDUCE ARREMOLINADAMENTE, MUY PROXIMO A LA ETERNIDAD, DONDE NOS AGUARDA CON TODO SU MISTERIO, EL DESTINO HUMANO.
Está a prueba nuestra inteligencia múltiple, y nos inquieta lo que afirmaba el filósofo José Ortega y Gasset:
¨La mayor parte de los hombres, tiene
una capacidad intelectual muy superior
al ejercicio que hacen de ella¨, luego agregando:
“Yo soy yo y mi circunstancia. Si yo no la salvo a ella, ella no me salva a mí”.
Por eso, nuestra consigna debe ser:
#VOLVER A CREER, PARA VOLVER A CREAR”-RoRó.-
“Un ser humano es parte de lo que nosotros llamamos UNIVERSO, una parte limitada en el tiempo y en el espacio”. - Albert Einstein –
Sepamos siempre, que
por los linderos indescifrables, hay un tren que sin descanso está partiendo…llevando a millones de seres humanos…hasta la próxima esquina de la eternidad!!!, que está muy cerca de cada uno de nosotros, por eso, nosotros debemos redescubrir nuestra razón de ser:
SOMOS UN TIZON ENCENDIDO
DE CADA REALIDAD.-